El español Pablo Castrillo apareció brazos en alto entre la espesa niebla de la cima del Cuitu Negru para firmar una nueva hazaña como vencedor de etapa en la Vuelta a España, una jornada épica en la mantuvo el jersey rojo de líder el australiano Ben Oconnor. El ciclista aragonés atacó a pie de puerto, subió en solitario hasta el final, donde le alcanzó Vlasov, pero también eliminó el ruso y pudo consagrarse en la cima, donde regaló a su equipo, invitado en la Vuelta, la segunda victoria. Entró con un tiempo de 3h.45.51, a una media de 38 km/hora. Castrillo dejó a Vlasov a 12 segundos, Sivakov a 31 y a Enric Mas a 1.04 minutos que entro junto a Roglic. Ambos le recortaron 39 segundos al líder de la general y le siguen a 43 segundos y a 2:33 minutos respectivamente. Después de 12 años la Vuelta volvía a la etapa del Cuitu Negru, una de las más esperadas, con alta expectación porque en sus terribles rampas se iba a escribir una auténtica guerra por el maillot rojo y el podio. La salida se dio en Infiesto, en el corazón de Asturias, y enseguida el pelotón mostró su actitud combativa. Múltiples saltos de inicio, fugas, alternativas en el pelotón. El aroma de la jornada era bélico, rota desde las primeras pedaladas, cortes hasta que se fraguó una avanzadilla numerosa con nombres destacados camino de la Colladiella, en el primero de los dos ascensos del menú del día a dicho puerto. El Cuitu Negru era el escenario del día, y uno de los marcados para toda la Vuelta. La fuga se redujo al aragonés de Jaca Pablo Castrillo, Vlasov y Sivakov. Los hombres de Landa seguían dejándose el alma, hasta que el alavés tomó la delantera a 3 de la cima. Un simple amago, pues a pesar del trabajo del equipo durante todo el día, el símbolo del «landismo» no tuvo fuerzas para erigirse como protagonista de la etapa. La continuación de Pajares lleva al Cuitu Negru, una cuesta de las de «sálvese quien pueda», una pared asfaltada entre pistas de esquí, una tortura tanto para los valientes aficionados como para los profesionales. Tres kilómetros verticales por delante. A pie de muro lanzó el ataque ganador Pablo Castrillo. Convencido, con confianza en sus fuerzas, el futuro corredor del Ineos decidió quemar las naves. Se distanció de Vlasov y Sivakov y empezó a retorcerse sobre la bicicleta. Por detrás Roglic ya había soltado a OConnor y puesto el crono en marcha para ver si le podía quitar la roja. A su lado no cedía Enric Mas, incluso capaz de atacar al esloveno en algunos tramos. Este lunes la Vuelta disfrutará de su segunda jornada de descanso para volver el martes a la actividad con la decimosexta etapa entre Luanco y Lagos de Covadonga, de 181.5 km.