Ciencia y tecnología

El amor por los hijos genera la mayor actividad en el cerebro

Por primera vez, investigadores de Finlandia han analizado cómo los diferentes tipos de amor iluminan diferentes partes del cerebro

Un padre y su hijo. Recurso. / Natalia Lebedinskaia

Un padre y su hijo. Recurso.

Madrid

Existen muchos tipos de amor: desde el platónico al maternal pasando por el romántico o el amor por una mascota o por la naturaleza. Pero, no todos tienen el mismo impacto en nuestro cerebro, como demuestra una investigación con un grupo de 55 personas voluntarias que han realizado científicos de la Universidad finlandesa de Aalto.

Al realizar una serie de Imágenes por Resonancia Magnética, estos investigadores han descubierto que el amor por los hijos provoca una mayor actividad en el cerebro. El amor romántico es el segundo que más ilumina nuestra corteza cerebral. Sin embargo, hacer algo por personas desconocidas es una de las actividades amorosas que menos implica a nuestro cerebro.

Recién nacido

“Ves a tu hijo recién nacido por primera vez. El bebé es tierno, sano y fuerte: la mayor maravilla de tu vida. Sientes amor por el pequeño". Esta es la afirmación que más ilumina el cerebro de los seis tipos de amor que les presentaron a cincuenta y cinco madres y padres, cuyas imágenes cerebrales fueron analizadas por este equipo de la Universidad Aalto de Finlandia utilizaron una resonancia magnética funcional (fMRI).

"Ahora ofrecemos una imagen más completa de la actividad cerebral asociada a los diferentes tipos de amor que las investigaciones anteriores", afirma Pärttyli Rinne, la investigadora que coordinó el estudio.

En concreto, el patrón de activación del amor se genera en cuatro zonas diferentes de nuestro cerebro: en los ganglios basales, la línea media de la frente, el precúneo y la unión temporoparietal, que está situada a los lados de la parte posterior de la cabeza.

El amor por la pareja, los amigos, los desconocidos, las mascotas y la naturaleza

El amor hacia los hijos generó la actividad cerebral más intensa, seguido de cerca por el amor romántico. "En el amor paternal, se produjo una activación profunda del sistema de recompensa del cerebro en el área del cuerpo estriado mientras se imaginaba el amor, algo que no se observó en ningún otro tipo de amor", explica Rinne.

El amor por la pareja, los amigos, los desconocidos, las mascotas y la naturaleza también formaron parte del estudio, que se publicó esta semana en la revista Cortex que publica la prestigiosa Universidad de Oxford.

Según los resultados de esta investigación pionera, la actividad cerebral está influenciada no sólo por la cercanía del objeto del amor, sino también por si se trata de un ser humano o de otra especie. En cambio, el amor compasivo hacia desconocidos fue menos gratificante y provocó una menor activación cerebral que el amor en las relaciones cercanas.

Por su parte, el amor a la naturaleza activó el sistema de recompensa y las áreas visuales del cerebro, pero no las áreas sociales del cerebro.

Javier Gregori

Javier Gregori

Periodista especializado en ciencia y medio ambiente. Desde 1989 trabaja en los Servicios Informativos...

 
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