Así son los carruajes eléctricos que acabarán con las calesas tradicionales

Los coches de caballos tienen los días contados. El ayuntamiento de Málaga ha decidido respetar la vigencia de la licencia de estos carros hasta el año 2035, pero no las renovará y serán retirados de las calles. Otras ciudades, como Palma de Mallorca, también están envueltas en este tipo de procesos.

Mientras tanto, en Bruselas, ya han encontrado el sustituto idóneo a las calesas tradicionales, poniendo en su lugar unos vehículos eléctricos que imitan su estética sin la necesidad de un caballo tirando de ellas. Bruselas es la primera ciudad europea que ha implantado vehículos eléctricos con fines turísticos, con el fin de acabar el negocio del transporte animal. Alfredo Almendro es uno de los pilotos de estas nuevas calesas eléctricas y explica este miércoles en La Ventana cómo son y cómo funcionan.

Un vehículo insólito

"La acogida del proyecto es espectacular. En la Grand Place de Bruselas a veces no podemos recoger a más gente", cuenta Alfredo. "Hay turistas que precisamente al ver que no hay caballos se acercan con más interés a probar estos vehículos"

Las nuevas calesas eléctricas son estéticamente a las tradicionales. Tienen una autonomía de 150 kilómetros y, a diferencia de lo que pueda parecer, "no están inspiradas en la calesa típica sino en el primer vehículo eléctrico que diseñó Robert Anderson, ingeniero escocés, en 1832", explica el piloto.

Sobre su inusual trabajo Alfredo nos cuenta: "La verdad que terminé aquí por circunstancias de la vida. Vine a Bruselas hace tiempo para hacer temas de comunicación política en el Parlamento Europeo y acabé siendo guía turístico. Me surgió esta posibilidad y me pareció algo estimulante por poder relacionarme con gente de todo el mundo. Al final la acogida de la calesa eléctrica es buena porque es una experiencia singular bastante personalizada con un guía que habita en la ciudad, y además vas en un vehículo insólito".

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"Personalmente no me he relacionado en mi vida con un caballo; yo nunca he tenido relación con ese mundo y jamás hubiera montado en este tipo de vehículos", relata Alfredo. Afirma que lo que a él le interesa es la historia del arte y descubrirle a la gente espacios de la ciudad en la que vive.

La experiencia del sonido del caballo tirando la calesa es algo que el nuevo modelo eléctrico no puede replicar, pero Alfredo explica que los turistas valoran positivamente el silencio a la hora del recorrido, ya que les permite disfrutar de la ciudad con otro matiz distinto: "Por ejemplo el claxon cuenta con una pequeña campanita con ese aire antiguo, pero a la vez tiene una cámara de marcha atrás".