París asiste a la primera medalla del Equipo Olímpico de Refugiados, una camerunesa perseguida por su condición sexual
Cindy Ngamba se acabo llevando el bronce después de perder contra la panameña Antheyna Bilon
Ya son tres años en los que vemos al equipo de refugiados en los Juegos Olímpicos. Fue Thomas Bach, presidente del COI, quien permitió que los atletas que se hubieran tenido que ir de su país de origen por diferentes motivos, tuvieran la oportunidad de participar en la prestigiosa cita deportiva. Su plan era el de "mandar un mensaje de esperanza a los más de 100 millones de desplazados que hay en todo el mundo", decía en la ceremonia inaugural. Sin embargo, todavía no habían conseguido hacerse con ninguna medalla. Para tratar de romper esa racha, este año llegaban con 36 deportistas de diferentes partes del mundo dispuestos a competir en natación, atletismo, bádminton, breakdance, piragüismo, ciclismo, judo, tiro, taekwondo, halterofilia, lucha y boxeo.
Justamente en esta última disciplina era donde más esperanzas había para conseguir la primera medalla de su historia. Cindy Ngamba, quien fue la abanderada de esta delegación, había sido de las pocas que se habían clasificado por sus resultados deportivos y no por invitación. La boxeadora de origen camerunés que compite en la división de -75 kilogramos, comenzaba su andadura en los Juegos frente a la canadiense Tammara Thibeault, a quien ganó por decisión dividida 3-2. En cuartos paso por encima de la francesa Davina Michel, por decisión unánime, para acabar perdiendo en semifinales contra la panameña Antheyna Bilon. La cuestión es que en el boxeo quienes pierden en semifinales también consiguen la medalla de bronce, para así no poner más en riesgo la salud de los atletas. Es así como Ngamba conseguía la primera medalla en la historia para el equipo de refugiados.
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Al igual que todos los deportistas que pertenecen al Equipo Olímpico de Refugiados, su historia es un claro ejemplo de como salir adelante a pesar de las adversidades. A los 11 años la boxeadora tuvo que emigrar hacia Londres junto a su hermano para buscar un futuro mejor. Y aunque parezca lo contrario, ella nunca ha repudiado de su nacionalidad, pero la razón de que no vuelva a su país de origen es debido a su sexualidad. En Camerún, las personas homosexuales están penadas de seis meses a cinco años de cárcel.
Prefiere competir sin bandera
La púgil empezó a pelear para combatir el 'bullyng' que sufría cuando era pequeña por ser de otro país. Ahí se dio cuenta del talento con el que contaba. Aunque tampoco fue fácil para ella en sus inicios. Su entrenador Dave Langhorn, no confiaba lo suficiente. Tuvo que esforzarse mucho para lograr que le diera una oportunidad real. Desde ese entonces ganó tres títulos nacionales, que hicieron que se pusieran los ojos en ella. Tanto, que la federación inglesa de boxeo quiso que formase parte de su equipo para competir con ellos en los Juegos Olímpicos. Sin embargo ella siempre ha dicho ser camerunesa y que prefería competir sin bandera que hacerlo por otro país.
Fue el pasado viernes cuando se le pudo ver luciendo su medalla en el cuello, junto a sus demás compañeras de profesión. El podio lo acabó conformando la china Li Qian, que se llevó el oro, su rival en semifinales, la panameña Antheyna Bilon, que se tuvo que conformar con la plata, y la australiana Caitlin Parker, con la que compartió el bronce.