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Quién, dónde y cuándo: cómo se hace una medalla olímpica

Los Juegos Olímpicos de París repartirán más de 5.000 insignias a los deportistas

Medallas olímpicas de los JJOO de París 2024 / Pascal Le Segretain

Medallas olímpicas de los JJOO de París 2024

Madrid

Medallas con pedazos de la Torre Eiffel, otras diseñadas mediante electrónica reciclada o insignias con forma rectangular. Las medallas olímpicas son uno de los iconos más emblemáticos de los Juegos Olímpicos y, a lo largo de los años, han introducido cambios y curiosidades que las hacen aún más únicas. Es el caso de París 2024, donde los galardones van a llevar incrustados trozos del edificio más famoso de la ciudad. Ahora bien, ¿cómo se llega hasta ahí? ¿Qué hay detrás de la fabricación de una medalla olímpica?

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La pregunta nos lleva hasta la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre en Madrid, donde en 1992 se hicieron las medallas para los Juegos de Barcelona. Alfonso Morales es grabador jefe del departamento de diseño y grabado de medallas y monedas de la Fábrica y formó parte del equipo encargado de producir estas insignias para una de las citas deportivas más importantes que ha tenido nuestro país. "Para hacer un trabajo de medallística sirve el equipo habitual de la empresa", explica Morales, que apunta que en ese momento el grupo contaba con diez profesionales. "De hecho, realmente solo trabajan dos personas en ese proyecto: uno que hace el anverso y otro que hace el reverso".

Un viaje por tres disciplinas

Un anverso y un reverso que previamente ha diseñado un artista, normalmente originario del país que acoge el evento. En el caso de París, ese diseño se le ha adjudicado al joyero Chaumet y en el de Barcelona fue el escultor Xavier Corberó el encargado de diseñar lo que más tarde fueron las medallas olímpicas. Cuenta Morales que, para aquel entonces, todavía se conservaba el mismo anverso desde 1928, pero que el reverso era de libre esbozo. "El anverso es un genérico, es la victoria, al diosa Nike. En la mano derecha lleva una hoja de palma y en la izquierda una corona de laurel para dársela al ganador", explica. "En el reverso, hasta el año 68 se llevaba una imagen en la que salían una serie de personas que aupaban al atleta que había conseguido vencer".

La del diseño se trata, por tanto, de la primera de las tres fases que forman el proceso de elaboración de una medalla olímpica. Un proceso que Morales define como "completamente artesanal" y a cuya segunda etapa pone un nombre: el relieve o escultura. Es aquí donde el equipo de grabado realiza el modelado original de la medalla, que dará paso a la tercera etapa previa a la producción, la de la realización de los útiles de trabajo. "¿Qué es lo que hace aquí el grabador, en este caso, de la medalla? Hacer que todo lo que ha hecho el escultor suceda en los útiles de trabajo, que son los cuños", señala Morales. "Básicamente consiste en que un modelado de cierto nivel y de cierto relieve se digitalice por un pantógrafo para hacer los útiles con las medidas de la medalla".

Cuatro meses para miles de medallas

Una vez completadas esas tres etapas, comienza la producción de las medallas. El número total de insignias, cuenta Alfonso, siempre dependerá de la cantidad de deportes que compitan en los Juegos, algo que va variando según la edición. Aún así, el tiempo de fabricación de los grabados no suele ir más allá de unos meses. "Empezamos a hacer el trabajo en enero del 92", cuenta el grabador jefe. "En hacer unos útiles para trabajar tardamos unos 3 o 4 meses y, una vez hechos, 100 medallas de cada metal se pueden hacer perfectamente en una semana o dos".

Aún así, explica Morales, los avances tecnológicos con los que se cuenta en la actualidad permitirían hacer el trabajo de una forma más rápida. "Sería más rápido y más fiable, porque la técnica avanza de esa manera, pero el procedimiento es completamente artesanal", asegura.

Un proceso artesanal que va desde la mano del artista que diseña la medalla hasta el deportista que la recibe entre los meses de julio y agosto. Para ellos Alfonso tiene un mensaje, y es que estas insignias no requieren de ningún cuidado especial. "El oro y la plata no producen ningún tipo de deterioro", explica. "Las de bronce sí que cogen una pátina por el propio efecto del aire y del oxígeno, pero no podemos llamarlo deterioro. Es como la propia vida del metal".

La historia de las medallas olímpicas es tan extensa como el propio evento. Los primeros Juegos de la era contemporánea se celebraron en Atenas, en el año 1896 y, desde entonces, el propio paso del tiempo ha colaborado en crear un palmarés de medallas olímpicas no solo numeroso, sino también único.

 
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