Jeff Nichols retrata en 'Bikeriders' la desesperanza de los moteros en los 60 con Austin Butler, Jodie Comer y Tom Hardy
El cineasta americano dirige un apasionante y divertido drama sobre la subcultura de los moteros en el medio oeste americano en los años sesenta
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Forograma de Bikeriders / CEDIDA
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Londres
La identidad es el tema de nuestro tiempo. Antes venía definida por el trabajo, la familia o el lugar de nacimiento. Pero en tiempos de cambio social, las identidades inquebrantables se resquebrajan y sus individuos empiezan a necesitar grupos o ideas a las que asirse. En medio de este mundo globalizado y digital, donde las identidades son cambiantes, esa crisis y vacío se acrecienta, igual que ocurrió en los años sesenta, cuando el mundo estaba en proceso de cambio económico y geopolítico y cuando los jóvenes desencantados comenzaron una revolución contracultural. Lo que unía a los jóvenes era un deseo colectivo de actuar contra la resistencia de los valores hegemónicos en plena Guerra de Vietman, en los albores del Mayo francés, etc. Pero en esto de las subculturas también hubo mucho de clases sociales, como demuestra The Bikeriders, la nueva película de Jeff Nichols, que se centra en una de esas subculturas en el medio oeste americano en los años sesenta, los moteros.
"Hay quien se siente intimidado para hablar con gente de clase obrera. Quizá no quieren hablar con ellos o creen que no merecen la pena. En mi caso, yo crecí rodeado de gente de clase trabajadora, y creo que tienen algunas de las mejores historias, tienen un buen sentido del humor y cultura interesante", decía el director en una entrevista en la Cadena SER. Su cine ha mirado a los hombres de clase obrera, como en Mud, donde dos jóvenes maduraban tras el encuentro con un fugitivo en las orillas del Misisipi, o en Shotgun Stories, su ópera prima donde hermanastros enfrentados sacaban toda la ira contenido por haber sufrido a un padre violento. Dinámicas masculinas donde la violencia surge por mera inercia de un sistema que ha marginado a los individuos. Eso pasa en esta película que adapta el libro del fotógrafo Danny Lyon, que recopiló las historias de los moteros con su cámara y con una grabadora. Un relato de un grupo al que idolatró y al que perteneció y del que se enamoró el director. "Loo que hace el libro es mostrarnos a esta gente y cómo piensan sobre sus vidas en un momento determinado. Mi objetivo fue no defraudarles No se trataba de contar sus vidas exactas, sino sus ideas sobre la vida". A partir de esas imágenes y esos personajes, Nichols creó la historia narrada por una mujer, enamorada de uno de esos moteros, con alergia al compromiso y con un encantó que encandilaba a todo el grupo. Era el líder moral, el sustituto del macho alfa. "Me encanta cómo la película habla de la nostalgia", decía Austin Butler, actor nominado al Oscar por Elvis y al que acabamos de ver en Dune 2. Su personaje es el elegido por Tom Hardy, ese macho que se hace mayor para seguir el ritmo de carreras y mamporros.
"El personaje de Butler se convierte en un objeto para estas dos personas. Y es ahí donde aparece la cuestión sobre qué es el amor, si tiene más que ver con la necesidad de deseo y de satisfacer las expectativas que tenemos sobre los demás", reflexiona el protagonista de Venom y Mad Max. Un triángulo amoroso trágico, como definía el director. "Lo que lo hace trágico es que este tipo no está hecho para tener relaciones con otras personas. No es alguien capaz de mantener las aspiraciones de los demás. Hay hombres así que cuando sienten el peso del amor, o las necesidades de alguien cercano, desaparecen".
Para el papel de Kathy encontró el director a Jodie Comer. "Un tema importante de la película la identidad y también cómo cuenta ese sentido de añoranza por pertenecer a una comunidad. Creo que eso es muy común hoy en día. Es además algo eminentemente estadounidense. Da la sensación de que Jeff Nichols está capturando un momento por el que creo que la mayoría de la gente siente nostalgia", explicaba la actriz a la que conocimos por su brillante papel en la serie Killing Eve. Nichols le dio el peso de esta historia masculina. La había fichado ya, pero viajó a Londres para verla actuar en el monólogo feminista Prima Facie. "Me puso muy nerviosa que viniera. Lo cierto es que este trabajo ha sido una experiencia que me ha hecho crecer y evaluar de otra manera cosas y descubrir mucho", decía la actriz sobre esta obra en la que, como ha ocurrido en la versión española con Victoria Luengo, cientos de mujeres le han escrito para contarles sus situaciones de acoso y violencia sexual.
Para este papel, de una mujer en los sesenta, trabajadora y que sufre el machismo de la sociedad, la británica ha tenido que cambiar su acento de Liverpool para acercarse a la forma de hablar de esta mujer de la clase obrera de Chicago. "No voy a mentir, Kathy es el tipo de persona que cuando la escuchas piensas, '¿De dónde habrá salido?' Si soy honesta, tengo que reconocer ha sido muy difícil. Tenía el miedo de que pareciera que estaba haciendo de loca otra vez". Junto con el personaje de Comer y el de Tom Hardy, el líder de los moteros, estableció una especie triángulo amoroso, donde tanto su esposa como su jefe quedan atrapados por el carisma de ese joven motero, un engatusador Austin Butler que se pasó, nos decía, todo el rodaje subido en una moto. "Puedo decir que mi trabajo en este rodaje consistía en conducir en moto cada día. Ha sido muy divertido, me lo pasé genial".
La motocicleta ha sido no solo un medio de trasporte, sino uno de los símbolos de la libertad y de la aventura. Creando grupos con una estética, valores y tradiciones específicos. Eso es lo que buscaba contar Nichols. "Creo que lo más interesante viene siempre de las culturas más outsiders. Es además algo que llama la atención a lo mainstream. No sé por qué, pero es así". Entre los protagonistas también destaca Michael Shannon, actor que ha trabajado en todas las películas del director, incluida Loving y Take Shelter. Su personaje acaba de ser rechazado para combatir en Vietnam y, por tanto, su masculinidad ha sido herida. Tanto él como el resto de moteros, Mike Feist, Toby Wallace, Karl Glusman, Boyd Holbrook, son hombres heridos sin futuro, que buscan un padre, un líder que los dirija y les ayude a encontrar un lugar en una sociedad donde no tienen hueco. "Hay un patrón en la sociedad, en el que vemos a personas que sienten que no pertenecen al grupo dominante, así que se mueven hacia los márgenes. ¿Por qué pasa esto? ¿Por qué buscamos esos grupos en los márgenes?", se pregunta el director que insiste en que busca contar estos temas políticos y sociales desde la emoción, "Si estás pendiente de hablar de un tema desde que comienzas a hacer una película vas a perder la forma de conectar con el público, que conecta mejor con las emociones y el comportamiento humano".
El cine ha ahondado en esas subculturas moteras al margen del sistema. Chicos subidos en sus motos, enfrentados con otros grupos, y quedando para pegarse acabando en una espiral de drogas, violencia y desesperación. Lo vimos en Salvaje, donde Marlon Brando, al que aquí imita Tom Hardy, era el líder de una pandilla de moteros, con Easy Rider en esa idea de libertad, La ley de la calle, con Matt Dilon y Mickey Rourke siendo 'los chicos de la moto', o Rebeldes. Ambas películas de Coppola influyeron a Jeff Nichols para esta película. "Me encanta La ley de la calle. Me encanta Rebeldes. Hay tres minutos al principio del filme que son una auténtica gloria, creo que son probablemente tres de los mejores minutos de cine jamás rodados. Sí, me encanta esa película".
Aquella frase de Easy Rider, "este era un país maravilloso, no sé por qué ha dejado de serlo", ejemplifica también lo que subyace detrás de la divertida y entretenida The Bikeriders, donde el director se acerca, de manera curiosa, a esta subcultura que, como señalaban los Estudios Culturales, aquellos estudiosos de la Universidad de Birmingham que se centraron en buscar el lado político y revolucionario de la cultura popular, tenía poco de revolucionario. Sin embargo, es curioso acercarse a ella y ver las conexiones con la América actual, donde las masculinidades rotas también generan situaciones violentas y donde la desesperanza ha vuelto a surgir con fuerza. Jeff Nichols deja claro que sabe cómo retratar a las víctimas rotas e imperfectas del sueño americano.
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Pepa Blanes
Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...