Un casco inteligente, gafas de realidad virtual y sensores por el cuerpo: el proyecto para salvar vidas en menos tiempo en el que participan sanitarios y bomberos españoles
España y otros siete países europeos participan en el proyecto RESCUER para mejorar la búsqueda y rescate de los pacientes en incidentes complejos
El proyecto para salvar vidas en menos tiempo en el que participan sanitarios y bomberos españoles
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Madrid
Acaba de ocurrir un terremoto y los primeros rescatadores -sanitarios, bomberos- llegan al lugar y se meten entre los escombros para buscar supervivientes. Una situación muy complicada y en la que hay que actuar rápido, igual que en un túnel en el que no hay visibilidad por el humo y hay personas atrapadas. Emergencias como buscar en mitad de la montaña a aquellos que se han perdido. Estas son las tres situaciones a las que se han enfrentado sanitarios y bomberos españoles junto con otros cuerpos europeos para probar la tecnología que pretende reducir riesgos en los rescates y salvar más vidas en menos tiempo. Un casco inteligente, gafas de realidad virtual y sensores para monitorizar todo lo que va ocurriendo.
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Todo esto forma parte del proyecto RESCUER, que comenzó hace más de cuatro años y en el que participan ocho países de nuestro entorno, entre ellos España. Ayudando a desarrollar estas herramientas están el Servicio de Emergencias Sanitarias de la Comunidad de Madrid, la Universidad Complutense y el GERA, el Grupo Especial de Rescate en Altura de bomberos de la Comunidad de Madrid. RECUER pretende mejorar la búsqueda y rescate de los pacientes en incidentes complejos y también ayudar a los primeros intervinientes aumentando su seguridad.
Profesionales que llegan primero a una situación de estas características como Patricia Blanco, Jefa de Guardia e investigadora principal de Rescuer del SUMMA 112. "Hemos desarrollado en total 16 herramientas", explica Blanco, y es que ella ha sido una de las personas que ha estado en Alemania, Grecia, Francia y España, participando en las pruebas piloto para probar tecnologías como el 'Smart helmet'. "Es un casco inteligente con un monóculo donde se están proyectando imágenes por una 'termal camera'. Con ello, estás viendo donde estás exactamente en cada momento, dónde están tus compañeros, los peligros que existen y la distancia exacta a la que se encuentran", comenta.
También han probado una herramienta que es capaz de detectar si una persona está respirando tras una pared, algo "fundamental" para estructuras colapsadas: "Si no detectamos nada no entramos y no ponemos en riesgo a los primeros intervinientes". Además de avances importantes como "un detector de tóxicos ambientales" que les alerta en caso de que haya algún cambio en el aire. "Es maravilloso", afirma satisfecha.
Y todo esto con sensores por el cuerpo que miden las pulsaciones o la sudoración para saber cuándo dejan de estar al 100% para seguir con el rescate. Una información que se vigila en todo momento desde un centro de control que se comunica con ellos. Desde allí, monitorizan sus movimientos y sus constantes, incluso pueden alertarles de que algún compañero "se está poniendo mal".
Un casco inteligente y gafas de realidad virtual
En estos simulacros que han hecho, les han puesto pruebas para intentar reproducir situaciones de la manera más real posible. Con un casco todavía aparatoso y unas gafas, Gema Izquierdo, también Jefa de Guardia del SUMMA 112, le realiza la reanimación cardiopulmonar a un muñeco. Mientras, sumas, restas y multiplicaciones le van apareciendo en las gafas para que las haga y diga el número en voz alta: "28, 2, 34...", calcula apoyada sobre el pecho del muñeco. Es un ejercicio que les hacen para que su nivel de estrés aumente y se parezca al que tienen en una emergencia, y también para medir cuál es la máxima información que pueden retener.
"Hay una herramienta que mide nuestras señales físicas, lo que se llama carga cognitiva, que consiste en evaluar cuánto de estresado está ese trabajador. Mides su pupila, su frecuencia cardíaca, su frecuencia respiratoria", explica. Ella reconoce que lo llegan a conseguir aunque el estrés, apunta, se gestiona con entrenamiento. "Al final son muchos años de trabajo, estamos casi todos muy acostumbrados a situaciones complicadas y no no subían mucho las pulsaciones, ni la frecuencia respiratoria, pero es verdad que hemos aprendido todos mucho".
Aprender para futuras situaciones que se puedan repetir como Filomena, por ejemplo, que recuerda como la peor guardia de su vida. O atentados como el 11-M, donde esta tecnología, recuerda Patricia Blanco, habría ayudado muchísimo a reducir el tiempo de intervención. "Si en un terremoto con varios edificios colapsados logramos detectar rápidamente que no hay nadie, pasaríamos al siguiente edificio y la búsqueda edificio por edificio sería más rápida. A lo mejor se puede disminuir un tercio el tiempo".
Tecnologías como la realidad virtual todavía tardarán unos 10 años en llegar porque, por el momento, los dispositivos no aguantan las temperaturas tan elevadas de un incendio, pero, otras de estas herramientas podrían llegar al mercado en dos o tres años.
Javier Liébana Giraldo
Redactor del equipo de informativos de fin de semana de la Cadena SER. Graduado en Periodismo por la...