Abejas, miel y buenas noticias: la reflexión de Luis García Montero sobre "la ilusión" en la política del futuro

Madrid

Volvía hacia Madrid el domingo en mi coche, oyendo la Cadena SER, junto a los campos de Extremadura norte, cuando me enteré de que los apicultores miran con ilusión el futuro. Resulta que las colmenas están bien y que si en estos días sube un poco la temperatura tendremos una buena cosecha de miel. Me alegré por las abejas, los apicultores, los partidarios de la miel y la posibilidad de llevarnos el sentimiento de esperanza a la política.

No es que nos haga falta que suba un poco la temperatura, pero sí la ilusión. Porque las colmenas están bien, y si nos dedicamos a pensar la realidad, en vez de mantener un fuego cruzado de descalificaciones, podremos devolverle a la política su ilusión de mejorar la convivencia, dignificar los salarios, las pensiones y los contratos laborales, defender la sanidad y la educación públicas y facilitar la convivencia. La sucesión de campañas electorales no facilita las cosas, porque parece que pedir el voto supone más la degradación del adversario que la defensa de un programa propio.

Pero las colmenas están bien, los datos son buenos, y si sabemos aprovechar nuestra miel, podremos dejar el ruido, recuperar el protagonismo de las cosas que importan y tal vez seamos capaces incluso de pensar en el mundo y de conseguir que las instituciones internacionales impidan invasiones como la de Ucrania y genocidios como el de Gaza. Ya sé, lo sé, demasiada miel, pero es que hace falta ilusión para encarar una semana como la que nos quedan por delante.