Maruja Torres se indigna por los cambios en las despedidas de soltera en León y lanza un mensaje a su alcalde: "Hay que multiplicarlos"

Madrid

Pocas fechas atrás me despertasteis con una noticia que se abrió paso en mi cerebro como Mad Max buscando gasolina. Me hizo salir de la inocencia de mis pesadillas y entrar en el mundo de la ciencia-ficción cotidiana. Resulta que el alcalde de León ha prohibido que las mujeres lleven penes en la cabeza en las despedidas de solteras. Eso no se le cuenta por la mañana temprano a una mujer de mi edad que ya apenas sale por las noches.

Como soy moderna, en cuanto volví en mí fui corriendo a la red y descubrí un panorama fascinante, con millones y millones de entradas, y una oferta infinita de packs para celebrar el adiós a la soltería con todo tipo de artilugios por todas partes, incluidas máscaras vaginales con pinganillo clitoriano colgando. Las películas, las series y los libros futuristas nos cuentan muy poco de cómo llegamos hasta allí. Pueden describir los resultados; por ejemplo, mostrarte a un tío solo que trata de sobrevivir cultivando una patata en otro planeta, o a unos androides que buscan a su padre para ciscarse en sus muertos.

Pero nadie detallará las pequeñas cosas que han ido señalando el camino. Sólo conocemos algunos grandes inventos, sólo podemos tener la certeza de que muy poca gentuza, cada vez más deprisa, va controlando el mundo mientras bailamos la conga de la dicharachera reproducción.

No hay que prohibirlo, alcaldes. Hay que multiplicarlo.