La Agencia Espacial Europea descarta trabajar con Rusia en la exploración de Marte

Noordwijk

La bandera de Rusia aún cuelga del techo en la sede de la Agencia Espacial Europea en Noordwijk, en los Países Bajos, aunque la colaboración con ese país se ha quedado congelada sin una fecha para reanudarla. En la sala principal de esa sede, junto a las banderas europeas y del resto de países pioneros en la exploración espacial, podemos ver una réplica del módulo europeo de la Estación Espacial Internacional, el único lugar en el que aún se colabora con Roscosmos, la agencia rusa, ya que sin esa cooperación sería imposible mantener en funcionamiento dicha estación.

"La colaboración con Rusia en la exploración marciana se ha parado", nos cuenta José Manuel Sánchez, portavoz de la rama de Exploración Humana y Robótica de la ESA. Sánchez pone como ejemplo el lanzamiento y desarrollo del rover Rosalind Franklin hacia Marte. Era un proyecto en el que trabajaba mano a mano con Roscosmos, cuyo lanzamiento se ha pospuesto, y en el que ahora sin embargo "se ha decidido retrabajar la misión en colaboración con la NASA". El vehículo de lanzamiento y el módulo de aterrizaje eran trabajo de la agencia de Rusia, pero ahora el proyecto se ha vuelto a diseñar.

Sin el trabajo conjunto para llegar a Marte, y sin compartir información entre agencias, Sánchez reconoce que podemos estar en la antesala de una nueva carrera espacial repleta de secretos de cada país. En ese sentido, apunta hacia los recursos que ofrece la Luna, sobre todo el agua del polo sur, que pueden desear explotar en su único beneficio distintos países.

Sánchez recuerda además la existencia del tratado internacional sobre los recursos extraterrestres que en su artículo II establece que "el espacio ultraterrestre, incluso la Luna y otros cuerpos celestes, no podrá ser objeto de apropiación nacional por reivindicación de soberanía, uso u ocupación, ni de ninguna otra manera"; una advertencia ante la tentación que pudieran tener algunos países de reclamar como propios territorios en el espacio.

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Las grandes potencias de la exploración espacial se resisten a firmar algunos de los acuerdos, y Donald Trump, que este año puede volver a la Casa Blanca, ya avisó en su momento que bajo su mandato Estados Unidos no consideraría el espacio como una propiedad común. Sánchez espera en todo caso una mayor colaboración con nuevos actores, como es el caso de Emiratos Árabes Unidos, al tiempo que admite que el futuro de la exploración espacial pasa también por la inversión de empresas privadas como SpaceX.

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