Chino Darín: "Siempre me he sentido refugiado tras un seudónimo"
El actor, que estrena 'Mano de hierro' en Netflix, repasa junto a Mara Torres su carrera y su obsesión por tener "espacios propios" y asegurarse de que sus "vínculos personales eran genuinos" y no interesados por la figura de su padre
Madrid
La conversación de Chino Darín con Mara Torres ha empezado, como es habitual, eligiendo un seudónimo. Ha escogido Hanka, el nick con el que se idenfificaba en su época de gamer: "Estos juegos me permitían volver a ser una incógnita, un desconocido". Lo cierto es que su infancia, con una familia paterna que se dedicó a la interpretación - su padre es Ricardo Darín, su abuela Renée Roxana y su tía Alejandra Darín - su infancia estuvo marcada por la fama. "Cuando era chico me llamaba mucho la atención que todo el mundo conocía a mi papá y yo le preguntaba quién era la gente que le saludaba. Después fui empezando a entender que él era una figura pública, que la gente lo quería sin conocerlo, que quería estar con él, abrazarlo, tocarlo y robármelo un rato. Yo creo que eso me marcó y, cuando empecé a ser un poco más grande, quise tener mis propios espacios, llámese el del gaming, el colegio, los amigos del fútbol, la clase de teatro, la facultad... Siempre de alguna forma yo me quise desentender de esa paternidad, de ser el hijo de Ricardo Darín".
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Trabajaron juntos en El secreto de sus ojos, una película en la que Ricardo hacía el papel protagonista, el de Benjamín Espósito, y Chino era el último escalafón del equipo de producción: "Yo no paraba de trabajar porque lo que a mí me pesaba era que el resto de compañeros vivieran mi presencia en ese lugar como una especie de lugar usurpado, que la mano de mi viejo me hubiese puesto ahí y yo no servía". Eso se tradujo en horas y horas de trabajo. Era el primero que llegaba y el último que se iba. "Tenía 270.000 pequeñas tareas, como encargarme del material o de los pedidos de sillas, pero me acuerdo que yo traía las tarjetas donde se grababa todo el material del día de rodaje y, cuando terminaba la jornada, tenía que devolverlas a la casa del sonidista. No sé qué pasó y un día perdí una. Casi me muero", contaba el actor entre risas y bochorno.
Pero también tuvo un hito del que se siente muy orgulloso: "Hay una secuencia en la que encuentran al sospechoso en la cancha que está compuesta de siete planos que se van conectando en lugares imperceptibles. Uno de los planos era el que venía sobrevolando la ciudad y se metía sobre el campo de juego, pero eso se hacía con un helicóptero que venía volando. Una de las cosas fundamentales para que eso funcionase era poner una baliza en la parte de arriba de las gradas para que el tipo que pilotaba supiera dónde terminaba la cabina y yo fui quien puso esa baliza", explicaba con mucha satisfacción.
La sombra de Ricardo Darín es muy alargada, pero Chino Darín ya ha trabajado en más de veinticinco proyectos, entre los que destaca La reina de España, La odisea de los giles o Historias para no contar. Ahora acaba de estrenar Mano de hierro en Netflix y Mara Torres le ha hecho una última apreciación antes de despedirse que parece haberle emocionado: "¿Eres consciente de que mucha de la gente que va a ver esta serie no ha visto nunca a Ricardo Darín, incluso no lo conoce?", le ha preguntado. "Me encanta. De todas maneras, les podría recomendar un par de películas que están muy buenas para que las viesen".
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