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Ni santas ni abnegadas: madres sirviendo cultura en La Hora Extra

A todos nos han parido y este es un homenaje a todas esas mujeres víctimas de tantas discriminaciones. El machismo atraviesa la familia y el amor, la salud mental o el deporte. Un recorrido por el teatro, los libros y la música para preguntarnos qué es ser un hombre y qué es ser una mujer

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El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define madre, entre sus acepciones, como una mujer con cualidades atribuidas a una madre, especialmente su carácter protector y afectivo. La nueva jerga juvenil, la de la Generación Z, ha resignificado esta palabra. Madre también es un americanismo de Mother, que ha puesto de moda RuPaul y su franquicia mundial Drag Race, aunque el término se lleva empleando décadas en la comunidad LGTBIQ+. Madres son drag queens veteranas, consolidados, que amadrinan a las más jóvenes. Son refugio protector y afectivo, porque muchas veces las acogen en su casa, pero también mentoras, referentes, una fuente de inspiración. De ahí que los jóvenes llamen madre a mujeres con poderío, ídolos que exhiben un comportamiento icónico, ejemplar. Madre suele acompañarse además de servir coño, para darle más énfasis. Es otra expresión que viene del inglés y que se usa cuando una persona se muestra muy poderosa, exhibiendo una actuación o discurso estelar. Taylor Swift, Beyoncé o Shakira son muchas veces llamadas madres que sirven coño.

Podríamos decir que este episodio de La Hora Extra está lleno de madres, mujeres empoderadas, libres e independientes, pero que arrastran el gen de los cuidados en su ADN y siguen sufriendo un montón de discriminaciones en una sociedad jerarquizada y patriarcal. Con motivo del Día Internacional de la Mujer que hemos celebrado esta semana, hemos juntado a dramaturgas, directoras, actrices, escritoras y músicas para señalar esas desigualdades.

Aitana Sánchez-Gijón desmonta los edulcorados homenajes a la madre

Aitana Sánchez-Gijón (Roma, 55 años) protagoniza La Madre, una producción de Barco Pirata, que ha pasado ya por Vitoria, Pamplona y Logroño. Acaba de llegar al Teatro Pavón de Madrid, coincidiendo, pura casualidad, con El Padre, que protagoniza Josep Maria Pou en el Bellas Artes y que también ha pasado por algunas ciudades. Las dos obras forman parte de una trilogía del dramaturgo francés Florian Zeller, a la que se suma El Hijo. Esta adaptación de La Madre la dirige Juan Carlos Fisher (Lima, 42 años), conocido por su versión de Mamma Mia!.

Aitana Sánchez-Gijón: &quot;Nos cuesta más perdonar a una mala madre que a un mal padre&quot;

Ana es una mujer que se siente abandonada y estafada por su marido, un padre ausente, y por sus hijos, que ya han abandonado el nido y no vuelven a casa ni por el Día de la Madre. La obra es un viaje inmersivo a la mente de una madre sola, deprimida y vacía. "Ana representa a esos millones de mujeres a lo largo de la historia, que han supeditado sus vidas por sus hijos, su familia, sus parejas. Que en algún momento se creyeron la fábula del príncipe azul y del amor romántico, el cuento de la abnegación, de la entrega, de la generosidad. En fin, todo esto que se supone que es ser una buena madre y que tenemos tan incrustado también en el imaginario", advierte Sánchez-Gijón en la entrevista. La actriz interpreta a un personaje complejo, porque tiene sus contradicciones y su oscuridad. Una madre entregada a los cuidados y que, cuando se ve sin sus hijos, no sabe qué hacer. "Ana representa al mismo tiempo a estas madres que se enganchan a estos afectos, porque es lo único que tienen y para lo que han vivido y que tampoco permiten el vuelo de sus hijos. Las madres deberían aprovechar esa emancipación para emanciparse ellas, eso sería una relación sana", añade.

Aitana Sánchez-Gijón y Juan Carlos Vellido en 'La Madre' / Bárbara Sánchez Palomero

Aitana Sánchez-Gijón y Juan Carlos Vellido en 'La Madre' / Bárbara Sánchez Palomero

La salud mental tiene nombre de mujer

Hemos hablado de salud mental con Aitana Sánchez-Gijón, porque su personaje sufre una depresión y abusa de las pastillas. En la salud mental han indagado nuestras siguientes invitadas. La Rara es una compañía sevillana que en su última pieza, 'Si yo fuera madre', abordaban el gestar, parir y luego conciliar siendo mujer. Ahora nos presentan Órgia, que surge de un periodo de investigación artística y documental apoyado por el Instituto de la Cultura y las Artes de Sevilla. Rocío Hoces y Julia Moyano son integrantes de La Rara y han entrevistado a trabajadoras que se esforzaron por cerrar el manicomio de Miraflores de Sevilla en los años 80.

Durante el proceso de investigación, explica Moyano, han descubierto un intento por invisibilizar el estado de la salud mental de las mujeres, explica Moyano. "Leyendo muchos estudios científicos de mujeres, hemos comprobado cómo se tergiversan, se manipulan los informes que se hacen sobre la salud mental de las mujeres". Mujeres, sean madres o no, que son profesionales, pero que forman parte de una sociedad cuya salud mental está en riesgo", añade. Órgia es teatro, danza, gesto y el uso del verbatin. "Mezclamos lenguajes y líneas temporales. Partimos de ese pasado de los 80, cuando se produjo una reforma de la psiquiatría y empezaron a cerrarse manicomios por toda España, al presente. A lo que se enfrentan las mujeres de 40 años hoy y qué les provoca bienestar o malestar", afirma Hoces.

Escena de Órgia, una obra de La Rara

Escena de Órgia, una obra de La Rara / Cedida Teatro de La Abadía

Escena de Órgia, una obra de La Rara

Escena de Órgia, una obra de La Rara / Cedida Teatro de La Abadía

Órgia en la antigua Grecia eran actos colectivos en los que una verdad espiritual iba a ser revelada. Fue con el cristianismo, cuando se le dio esa connotación carnal y pecaminosa. La obra, que le devuelve la festividad al término, se estrena en el Teatro Lope de Vega de Sevilla el 25 de marzo y en junio llegará al Teatro de la Abadía.

También ha indagado en la salud mental de las mujeres Lola Blasco. La dramaturga alicantina acaba de estrenar en el CDN El teatro de las locas, otro proceso de documentación sobre un oscuro capítulo de la historia de la psiquiatría por la conexión histórica entre femineidad y locura. "Al principio lo ha asociado a la locura no tenía que ver tanto con lo femenino, la locura estaba asociada a conductas que se consideraban a priori masculinas, como la ira o la violencia. Pero conforme va avanzando el tiempo, otras conductas como la melancolía, las pasiones o el sentimentalismo, asociadas históricamente a lo femenino, empiezan a considerarse también fuera de la norma", explica Blasco.

La pieza recrea las terapias del neurólogo Jean Martín Charcot, que retrataba a sus enfermas como personajes femeninos de Shakespeare y utilizaba el teatro como terapia en el siglo XIX. "Un médico muy importante, que ha hecho cosas muy interesantes para la medicina, pero que también monta espectáculos teatrales donde se pone de moda lo de ir a ver allí a las locas, que posan como Ofelia o como Lady Macbeth. Espectáculos para la sociedad burguesa y para decir que hay una enfermedad que se llama la histeria", añade Blasco.

Escena de 'El teatro de las locas' / Luz Soria

Escena de 'El teatro de las locas' / Luz Soria

Mujeres intersex, las más olvidadas

Nuestras siguientes "madres sirviendo teatro" son todas gallegas y lo llevan por bandera, porque recuerdan a todas esas mujeres silenciadas durante décadas, a las que no se les permitió hablar en gallego. Run Baby Run es una obra escrita por Fátima Delgado y dirigida por Jana Pacheco, que aborda la discriminación de género dentro del mundo del deporte, a través de la historia de una atleta intersexual unos meses antes de su participación en los Juegos Olímpicos. Hoy el deporte femenino está de moda en España, gracias al éxito de la selección femenina de fútbol y al #SeAcabó que pronunciaron las jugadoras. Pero son muchas las deportistas que llevan años luchando contra la precariedad y la discriminación, recuerdan Delgado y Pacheco. "Cuando Fátima me propuso dirigir este texto hace tres años, sentí un gran respeto por el colectivo intersex y por todas las mujeres deportistas que están luchando por conseguir un mejor posicionamiento en esta sociedad jerárquica en la que vivimos", explica Pacheco.

La intersexualidad consiste en una serie de características biológicas que quedan fuera de las "normas" binarias. La protagonista de Run Baby Run es Alba Loureiro, una atleta intersexual apartada de la competición. "A los hombres no se les hace un test de testosterona en el deporte, a las mujeres sí", advierten las creadoras. La actriz Alba Loureiro interpreta a Alba Loureiro, pura coincidencia. "Se ha hablado mucho ya de la transexualidad con la Ley Trans, pero las personas intersex están mucho más olvidadas, yo tenía un gran desconocimiento sobre su realidad", reconoce la actriz y todo el reparto.

Escena de 'Run Baby Run' en el Teatro Español / Vanessa Rábade

Escena de 'Run Baby Run' en el Teatro Español / Vanessa Rábade

La obra, como El teatro de las locas, también cuestiona qué es lo femenino y qué es lo masculino, partiendo del entroido, el carnaval gallego. En concreto de los peliqueiros y cigarrones, protagonistas de los carnavales en algunas zonas de Galicia. Lo explica la protagonista: "Antes los peliqueiros o cigarrones solo podían correrlos los hombres, las mujeres no podían correr. En Galicia es un honor vestir y ser periqueiro: La función cuenta cómo mi abuelo fue peliqueiro, mi tío, mi padre, todos los hombres. Yo de pequeña quería correr y mi abuela rompe la tradición y hace el traje. Soy la primera niña en correr los peliqueiros". El vestuario de Run Baby Run lo ha confeccionado un colectivo de mujeres víctimas de violencia machista.

A nuestras abuelas, madres de nuestras madres

Ana Mayo, actriz y dramaturga catalana, acaba de estrenar en el Teatro Fernán Gómez Mi abuela no se llama Carmen, un monólogo escrito, dirigido e interpretado por ella. Es un homenaje a su abuela, que surge cuando cumple 90 años y comienza la cuenta atrás. "Son muchos años, qué va a pasar, qué me voy a perder. Tenía mucho miedo a no recordarla en el futuro", explica Mayo en una rueda de prensa en la que se ha emocionado varias veces no solo al recordar a su abuela, también a todos los ancianos que murieron durante la pandemia".

La historia de su abuela es conmovedora, porque es la de tantas y tantas mujeres que sufrieron la guerra, el exilio y los campos de refugiados, por el que pasó. La pieza no se centra en este capítulo ni en la memoria histórica, pero "está en ellos, son fruto de aquellos años y cobra una especial dimensión en la obra", advierte. Ana Mayo reivindica además la fortaleza de aquellas mujeres, "un entusiasmo generacional, para dejar aquel pasado atrás y pensar un futuro brillante. Fueron capaces de inventar un nuevo país, siempre con una sonrisa, pintándose los labios, como si la vida fuera un regalo que hay que devolver ofreciendo nuestra mejor versión".

Ana Mayo en &#039; Mi abuela no se llama Carmen&#039;

Ana Mayo en ' Mi abuela no se llama Carmen' / Geraldine Leloutre

Ana Mayo en &#039; Mi abuela no se llama Carmen&#039;

Ana Mayo en ' Mi abuela no se llama Carmen' / Geraldine Leloutre

También ha hecho un repaso a las mujeres del siglo XX, pero en Italia, Nine Antico, ilustradora, guionista y directora de cine. Acaba de publicar con Garbuix Books Madonas y putas, rompiendo esa dicotomía entre lo sagrado y lo infame, según la mirada masculina. "Ni santas ni abnegadas", que decía Aitana Sánchez-Gijón. Es una novela gráfica que nos ha atrapado, tres relatos en blanco y negro de tres mujeres sacrificadas en el altar de los valores sociales.

Cubierta de &#039;Madonas y putas&#039;, una novela gráfica de Nine Antico

Cubierta de 'Madonas y putas', una novela gráfica de Nine Antico / Garbuix Books

Cubierta de &#039;Madonas y putas&#039;, una novela gráfica de Nine Antico

Cubierta de 'Madonas y putas', una novela gráfica de Nine Antico / Garbuix Books

Es lo mismo que le pasa a Merel, de Clara Lodewick, otra novela gráfica de la misma editorial, que nos adentra en un pequeño pueblo de Flandes. "Merel es un cómic costumbrista que nos resulta muy creíble, cómo dibuja el día a día de la vida en estos pueblos, el realismo de los patos, ninguno es igual al otro, de los árboles, todos diferentes, de la vida rural", le cuenta a Estela Bango Montserrat Terrones, la editora. La protagonista que da nombre al cómic es una mujer en los cuarenta, soltera, independiente. "Sería tachada de cuarentona, solterona o incluso sería la bruja del pueblo", advierte Terrones. La vida casi idílica de Merel se convierte en un infierno tras una broma inocente que no sienta muy bien a una de sus vecinas. Los rumores mal intencionados provocan que todo el pueblo se vuelva contra ella. "Una espiral de violencia que retrata no solo lo que puede ocurrir en una pequeña comunidad, si no la agresividad que vemos día a día. Un político señala al diferente, a un colectivo vulnerable, y es el pueblo el que ataca".

Cubierta de &#039;Merel&#039;, una novela gráfica de Clara Lodewick

Cubierta de 'Merel', una novela gráfica de Clara Lodewick / Garbuix Books

Cubierta de &#039;Merel&#039;, una novela gráfica de Clara Lodewick

Cubierta de 'Merel', una novela gráfica de Clara Lodewick / Garbuix Books

ARCO 2024: la feria de arte contemporáneo de las mujeres

ARCO cierra su 43ª edición llena de madres también. La Feria de Arte Contemporáneo ha tenido una destacada presencia de mujeres de la escultura, la pintura o la fotografía. Los expositores reivindican a las nuevas artistas y a las ya consolidadas, que no tuvieron el lugar que merecían. Hemos descubierto a jóvenes promesas como Marria Pratts, cuya obra 'La gestación y el parto' expone la galería Mayoral. Hemos encontrado a madres y a hijas exponiendo juntas, dialogando con las obras de Blanca Muñoz y Soledad Sevilla. La Marlborough ha reunido otros dos grandes nombres, los de Victoria Civera y Vicky Uslé. Y hemos puesto nombre a mujeres olvidadas, aquellas que siguieron creando, pero que nunca dejaron de cuidar a sus hijos como Teresa Gancedo, que sigue trabajando con 87 años. Solo hace falta comparar el valor económico de su obra con la hombres de su época, como Luis Gordillo. Y es que Gancedo, como tantas mujeres durante tanto tiempo, se tuvieron que volcar en la crianza, aunque nunca dejara su trabajo como artista, nos explica la propietaria de la galería Rocío SantaCruz. Una lista que podríamos completar con los nombres de las mujeres de la Transición, Ouka Lele, Pilar Aymerich o Colita. Sus fotografías nos recuerdan años de protestas y reivindicaciones.

ARCO, la feria de las artistas contemporáneas en pleno 8M

Y nos detenemos en dos exposiciones al margen de ARCO, precisamente una de ellas de Colita. El Círculo de Bellas Artes de Madrid recupera el trabajo de la fotógrafa barcelonesa, Isabel Steva Hernández, fallecida el pasado 31 de diciembre mientras preparaba Antifémina, esta exposición. La artista que renunció al Premio Nacional de Fotografía en 2014 tiene una historia interesantísima detrás y reivindica el papel de la mujer en una sociedad machista.

Las imágenes reunidas en 'Antifémina' fueron publicadas en formato libro en 1977, con textos de la escritora Maria Aurèlia Capmany, pero un nuevo director al frente de la editorial decidió que aquello era un panfleto y fue retirado del mercado. 'Antifémina' es una mirada crítica y comprometida hacia todas las mujeres que durante la Dictadura estuvieron sometidas a la dureza del patriarcado.

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La segunda muestra en la que nos detenemos es de Isabel Quintanilla. Por fin el Museo Thyssen dedica una exposición monográfica a una artista española, conocida y reconocida más fuera que dentro de España. La historia de Isabel Quintanilla es la de tantas otras. Forma parte del grupo de los Realistas de Madrid, pero frente a Antonio López, su nombre es desconocido para el gran público en España. Quintanilla, que vivió a la sombra de sus compañeros, sí tuvo reconocimiento en países como Alemania, algo que en el fondo le pesaba, aunque nunca lo expresó públicamente.

En la obra de Quintanilla la emoción nunca quedó ahogada por el dominio de la técnica, en la que destacó por su genial uso de la luz en los objetos que representaban su mundo y que siempre retrató desde el interior de su casa y de su estudio.

Aspecto de la exposición 'El realismo íntimo de Isabel Quintanilla' / Javier Lizon

Aspecto de la exposición 'El realismo íntimo de Isabel Quintanilla' / Javier Lizon

Y los hombres, ¿qué piensan de todo esto?

Si algo han subrayado todas las mujeres que han habitado este episodio de La Hora Extra, es que esto no son cosas de mujeres para mujeres, que esto trasciende e interpela a todos, a los padres e hijos, abuelos y nietos, a los hombres. Hemos querido recoger dos obras más, en las que ellos revisan su masculinidad, se preguntan qué es ser un hombre hoy.

Jesús Torres ha escrito, dirige e interpreta Puños de harina, que ha regresado estos primeros diez días de marzo a la Sala Mirador de Madrid. Es una obra que reflexiona sobre el racismo, la homofobia, la violencia y la masculinidad. Por un lado nos cuenta la historia real de Rukeli, el boxeador alemán y gitano que desafió al mismísimo Hitler en la época de la Alemania nazi, que le quitó el título de mejor boxeador del momento por haber llorado al recogerlo. Por otro lado, conoceremos a Saúl, un gitano homosexual que, en la España rural de los 80, busca su identidad e intenta sobrevivir en el seno de una familia tradicional.

¿Qué es la violencia? ¿Qué significa ser hombre? ¿Qué significa comportarse “como un hombre de verdad”? Son preguntas que nos plantea la obra y para las que Torres no tiene respuesta. "Es un camino que todavía estoy recorriendo, como persona, como hombre, como actor. Pero es bonito ver cómo la obra escuece en el público masculino, que salen con más preguntas que respuestas", nos cuenta el autor.

Jesús Torres en &#039;Puños de harina&#039;

Jesús Torres en 'Puños de harina' / Moisés F. Acosta

Jesús Torres en &#039;Puños de harina&#039;

Jesús Torres en 'Puños de harina' / Moisés F. Acosta

¿Un hombre puede cuidar? ¿Un hombre puede bailar? Son preguntas que también se hace Homo ausente, obra candidata a los Premios MAX 2024 como mejor espectáculo revelación. LLega este 14 de marzo a la madrileña Sala Cuarta Pared. Pablo Huetos interpreta a este hombre en una pieza que desmonta y cuestiona el legado transmitido a los hijos por parte de padres y abuelos. Regreso al Futuro y ET se mezclan en esta obra cuyo protagonista ha fracasado en todo lo que se esperaba de él como hombre. "Es la historia de un hombre cualquiera del siglo XXI en España, que está haciendo un esfuerzo por buscar cómo trabajar por la igualdad o por un país mejor, más igualitario. Sin embargo, se encuentra con que le falta mucho por aprender, por hacer, porque, inevitablemente, los hombres, queramos o no, estamos metidos también en una rueda de machismo estructural que nos impide ver más allá de nuestras narices", nos explica el actor.

Pablo Huetos en &#039;Homo ausente&#039;

Pablo Huetos en 'Homo ausente' / Javier Naval

Pablo Huetos en &#039;Homo ausente&#039;

Pablo Huetos en 'Homo ausente' / Javier Naval

Es lo que propone esta obra, desde el humor ácido a la melancolía también, de esos grandes modelos históricos de hombre que nos han ido conformando. "No podemos permitirnos seguir viviendo en una sociedad tan desigual como esta, tenemos que mentalizarnos de que para que ellas avancen, nosotros tenemos que perder privilegios", concluye Huetos.

Mujeres cantan al legado feminista de María Jiménez

Después de Mujeres cantan a Rocío Jurado, llega Mujeres cantan a María Jiménez, un concierto el próximo 14 de marzo en Cartuja Center de Sevilla, cuya recaudación irá para la Fundación María Jiménez, que apoya a las mujeres víctimas de violencia de género y a la integración de las personas LGTBIQ+. En él van a participar artistas como María Toledo, Melody, Argentina, Tamara o Diana Navarro, que nos ha mandado un mensaje para contarnos la alegría que siente de participar en este homenaje. "Su mensaje de libertad es necesario para las nuevas generaciones, una mujer eterna que se puso el mundo por bandera, madre soltera y que vivió y sintió la música como ella quiso".

 
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