Seamos un poco más suizos
Comer a las tantas, cenar a las mil y luego despedirnos durante horas, como si nos fuésemos a ir a la guerra, no es una de esas excepciones españolas de las que debamos sentirnos orgullosos

Ignacio Peyró: "Seamos un poco más suizos"
01:50
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
Madrid
Hace ya muchos años que prohibimos prohibir, pero moralizar, sobre todo en cabeza ajena, nos sigue encantando. La vida se nos ha convertido en una ascética laica: tenemos que comer fruta y verdura cinco veces al día, dormir ocho horas, no faltar a Pilates, leer cien libros al año y vigilarnos el vino como si fuera estricnina. Uno entiende que el agobio es comprensible y que a veces sale solo el "¡que le den!". De ahí tanta polvareda porque Yolanda Díaz haya recomendado cambiar horarios, comer antes, no cenar tan tarde y dormir pronto.
Más información
En materia de opiniones, seguramente Yolanda Díaz y uno solo coincidamos en que el cielo es azul. Y bien está que haya empresarios, trabajadores y clientes a los que, si así les parece, se dediquen el comercio del sushi o del anís a las 2 de la mañana. Pero comer a las tantas, cenar a las mil y luego despedirnos durante horas, como si nos fuésemos a ir a la guerra, no es una de esas excepciones españolas de las que debamos sentirnos orgullosos.
Ni calor, ni luz, ni gaitas: el cuerpo agradece madrugar, comer a la una y pico, cenar entre ocho y nueve y luego, si uno quiere, tomarse un empujoncito de algo antes de dormir. Hagan la prueba y verán qué bien les va. Es posible que a los suizos les fuera bien ser una gotita más españoles, pero sin duda a los españoles nos conviene en esto ser un poco más suizos.