La primera mujer trans de El Salvador: "He parado violencias sistémicas"
Bianka Rodríguez, la primera mujer trans reconocida en El Salvador, denuncia que las mujeres como ella “viven esperando la muerte”
Bianka, la primera trans de El Salvador
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Mérida da nombre a una declaración internacional a favor de los derechos humanos y la diversidad sexual y de género en el mundo. Se trata de un compromiso para que la cooperación internacional española también promocione en otros países la diversidad sexual, conectando ambas agendas, según explica José María Núñez, presidente de la Fundación Triángulo. “Seguimos siendo ilegales en la mitad del planeta”, señala, lo que impide hacer cooperación para mejorar, haciendo necesaria la incidencia política internacional.
En el encuentro, que tuvo lugar esta semana, ha participado Bianka Rodríguez, la primera mujer transexual que consiguió sus documentos en El Salvador. En un país con prejuicios arraigados que discrimina y persigue al colectivo LGTBIQ+, su proceso fue muy difícil. “Lo que nos toca, sobre todo a las mujeres trans, es enfrentar la exclusión a temprana edad desde nuestros hogares”, lamenta. Bianka sufrió esa discriminación, acompañada de violencia física y psicológica. Recuerda su niñez como “un calvario” hasta los 15 años, cuando decidió huir de casa.
En ese tiempo, tuvo que escuchar a su madre decirle cosas como que era “una aberración, un castigo que ella luego va a pagar por no corregir a su hijo”. Pero a la violencia en el hogar se une también la intolerancia en las calles, tomadas por bandas juveniles frente a cuya violencia la policía permanecía indiferente. Bianka fue testigo del asesinato de compañeras suyas, violadas y mutiladas. “Es un patrón que muy pocas personas conocen”, asegura, y añade que se trata de una violencia también perpetrada por agentes del Estado.
Tania Vázquez es una de esas víctimas torturadas. La activista cofundadora de COMCAVIS Trans fue mutilada, violada y asesinada en mayo de 2014. La hallaron atada en una bolsa negra. “Para nosotras fue un momento súper difícil como organización y sobre todo como amigas, porque luego el aparato estatal nos culpabilizaba y nos criminalizaba a nosotras como cómplices del asesinato, cuando hoy por hoy su crimen de odio ha quedado en la total impunidad”, recuerda.
Bianka Rodríguez denuncia una justicia que no es equitativa para el colectivo. “Las mujeres trans salvadoreñas tenemos una expectativa de vida de 33 años. Nosotras prácticamente vivimos esperando la muerte”.
Hace menos de dos años que Bianka recibió los documentos oficiales con su identidad real. Recuerda el proceso como algo “agotador” que le ha cambiado la vida. “He parado violencias sistémicas”, celebra, gracias a que ahora su nombre concuerda con su identidad de género. Pero, sobre todo, ha abierto la puerta al avance y reconocimiento de los derechos de las personas trans salvadoreñas.
En el Salvador de Nayib Bukele, el presidente recién reelegido con un discurso contrario al lenguaje inclusivo en las escuelas, la suya es una lucha a contracorriente. Desde su llegada al poder en 2019, Bukele desarticuló las pocas políticas públicas en favor del colectivo LGTB. Tras su logro, Bianka potenció un programa a través de su organización para que otras personas trans pudieran acceder al cambio de nombre, del que ya se han beneficiado 23 personas.
El presidente de la Fundación Triángulo llama a hacer una diplomacia igualitaria desde España, de la mano de la sociedad civil. A solo una semana de que se celebre, el 8 de marzo, el Día de la Mujer, y con el debate latente sobre la equiparación de los derechos de las mujeres trans en España, Bianka es tajante: “creo que un feminismo que excluye la diversidad de mujeres no es feminismo. No podemos replicar factores que generan más desigualdad dentro del movimiento y de la diversidad existente de mujeres”.