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Berlinale 2024 | Kristen Stewart se convierte en heroína queer en una desinflada y poco arriesgada 'Love Lies Bleeding'

La actriz brilla en el thriller queer de Ross Glass, una de las películas más esperadas del certamen que propone una historia de culturismo, lesbianas y venganza

Berlin (Germany), 18/02/2024.- US actor Kristen Stewart poses at the 'Love Lies Bleeding' photocall during the 74th Berlin International Film Festival 'Berlinale' in Berlin, Germany, 18 February 2024. (Cine, Alemania) EFE/EPA/CLEMENS BILAN / CLEMENS BILAN (EFE)

Berlin (Germany), 18/02/2024.- US actor Kristen Stewart poses at the 'Love Lies Bleeding' photocall during the 74th Berlin International Film Festival 'Berlinale' in Berlin, Germany, 18 February 2024. (Cine, Alemania) EFE/EPA/CLEMENS BILAN

Berlín

Sangre sudor y lágrimas podrían haber titulado Love lies bleeding, una de las películas más esperadas en esta Berlinale, que viene fuera de competición tras su paso por Sundance y tras esa promoción que se ha marcado su protagonista, la actriz Kristen Stewart. Una película sobre culturismo, amor lésbico y asesinatos, que no acaba de ser ni una divertida locura, ni un tratado sobre el cuerpo y el amor. En realidad, estamos ante un artefacto del marketing del nuevo Hollywood fabricado por A24, que se sumó al proyecto que produce Film4.

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La directora es Rosse Glass, cineasta británica quien en su primera película estrenada en 2019, Saint Maud, ya mostró que era eso del terror corporal y que aquí lo expone a través del culturismo, un deporte donde hay que sufrir, como especifican los carteleras del gimnasio donde se conocen las dos protagonistas, para tener éxito. En realidad, sería algo así como traer el modus operandi del sueño americano al cuerpo, en este caso de mujeres de clase obrera, que solo tienen eso para salir adelante.

Kristen Stewart es una gerente lesbiana de un gimnasio en un pueblo en medio de la nada en Alburquerque, Nuevo México, en Estados Unidos y en ese espacio lleno de hombres musculosos y machistas se enamora de una culturista, la actriz Katy O’Brian que llega a la ciudad para prepararse para una competición en Las Vegas, pero en realidad se está metiendo en la boca del lobo. La pareja, que disfruta del sexo y de las inyecciones de proteínas para que crezcan los músculos, acaba metida en problemas, con el cuñado y el padre de Stewart, un empresario mafioso que trafica con armas, en un trabajo excéntrico de Ed Harris, y su violento secuaz, Dave Franco.

El guion nos sitúa a finales de los 80, concretamente en la caída del muro de Berlín, imágenes que aparecen por la televisión de ese destartalado apartamento, donde también vemos imágenes de ese show donde O’Brian va a debutar en el mundo del culturismo. La relación con el cuerpo, construido a base de anabolizantes, permite a la directora ahondar en los miedos y obsesiones de los individuos en una sociedad solitaria y tremebunda. Es algo que estaba en una película maldita, Magazine Dreams, con Jonathan Majors, sin fecha de estreno ante las acusaciones por violencia sexual de su actor. El deporte como sustituto de una vida social, de un futuro laboral o vital al que agarrarse y no tanto como una práctica sana y aspiraciones. Si esa película mostraba el declive psicológico del personaje, aquí los anabolizantes también enloquecen a la protagonista, pero le dan la fuerza necesaria para enfrentarse a la violencia masculina que la rodea. Algo así como las espinacas de Popeye.

Con algo de Thelma y Louis o incluso de Fiebre del sábado noche, película que la directora recomendó a las actrices que vieran antes el rodaje. Por cierto que O’Briaan ya ha aparecido en otra ficción reciente, en The Mandalorian, y aunque ahora ya no es culturista, si lo fue a sus 18 años. Amor a quemarropa o incluso Drive son referencias que podrían haber estado en la directora para adentrarse en este neo noir donde las mujeres toman posiciones. Este tipo de historias, llenas de baños de sangre y de violencia, generalmente las dominan los hombres, por lo que esta ruptura ya es toda una declaración de intenciones. de los hombres, por lo que es un cambio bienvenido tener a las mujeres en el centro y un enconado enredo entre padre e hija en lugar del hijo habitual, incluso si Glass no tiene interés en hacer ningún tipo de declaración feminista. "Es una película que tiene una perspectiva muy americana, esa idea de si quieres, puedes. Eso no siempre es verdad, no funciona así. La película indaga en eso y es curioso ver cómo se entiende ese relato en Europa", decía la actriz en la rueda de prensa, donde dijo que una de sus películas queer favoritas podría ser Muholand Drive y donde ha asegurado que anda preparando un biopic sobre Susan Sontag.

Stewart es lo mejor de este thriller romántico donde la venganza de las mujeres contra los hombres es el late motiv de toda la narración, a la que le cuesta arrancar y a la que le falta más humor y bestialidad. La actriz, que despuntó en esa saga mojigata llamada Crepúsculo, lleva años intentando salirse de ese corsé de estrella adolescente modélica, imagen de marcas de alta costura parisina. Ha trabajado con directores europeos como Olivier Assayas, precisamente en competición este domingo con su nuevo filme, y también con el chileno Pablo Larraín. Dirigió su propio filme durante la pandemia y se definió como queer en más de una ocasión. Justo hace un año fue la presidenta del jurado de la pasada edición de este certamen que hoy acoge una de las películas más radicales, dice ella, que ha rodado nunca. "Me gustó hacer ese reportaje, por muchos motivos, por lo que cuenta, por el autor de la entrevista, y por esa portada "censurada", porque la aparición de un cuerpo femenino que ofrece una sexualidad que no esté diseñada o deseada exclusivamente por hombres cis heterosexuales es algo con lo que la gente aún se siente incómoda. , no muy cómoda. Es una locura que no haya más imágenes como esa", decía la actriz que ha protagonizado un reportaje y portada donde aparece performando el género y mostrado otro tipo de ser mujer.

"Todos tenemos teorías sobre si la gente se va a reír en diferentes lugares", decía la directora sobre un filme al que le sentaría bien que la locura del épico final hubiera estado desde el principio. La película tiene ideas interesantes, que mezcla a lo loco, pasando del romance y la historia sexy a los asesinatos sangrientos, sin mucha profundidad. Se habla de violencia de género, de machismo, de corrupción y crimen, se habla de la obsesión por el físico, pero sin entrar demasiado en detalles, son como retazos que vienen bien a la historia, sin más, lo mismo que la mezcla de género. Sin nada a lo que agarrarse, no queda más que sentarse disfrutar del alocado planteamiento y de dejarse llevar por el magnetismo de sus protagonistas, sobre todo Stewart, que se lo pasa a lo grande, en este viaje por lo oscuro de la América profunda.

Pepa Blanes

Pepa Blanes

Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...

 
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