Innovación pero también seguridad: cómo los bancos se desentienden de las víctimas de estafa
La digitalización de las entidades bancarias ha abierto un nuevo paradigma en el que han surgido nuevos tipos de estafas y fraudes
Madrid
Cualquier persona puede caer en una estafa. José María Fernández Seijo es juez y ha dedicado treinta años de su vida a tratar casos de fraude. Esto no le ha librado de ser víctima de uno de ellos. La aparición de nuevas técnicas, muchas a raíz de la digitalización de la banca, ha permitido a los delincuentes reinventarse para continuar cometiendo delitos. Fernández pasó por los micrófonos de A vivir el trece de enero para contar cómo había sufrido el robo de trescientos euros en su cuenta bancaria. "Me dijeron que había un señor en Cádiz que estaba en un gran almacén listo para comprar algo con mi tarjeta. Si no actuaba con rapidez me vaciaban la cuenta el día que había cobrado. Estoy reclamando, pero es muy cansino porque te obliga a invertir tiempo. Lo valoras y tienes que pensar si merece la pena", comenta Fernández.
Caso de "vishing" resuelto y la precariedad tras la alfombra roja de los Goya
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Esta técnica es conocida como 'vishing'. Los estafadores se hacen pasar por un trabajador de la entidad bancaria de la víctima siendo capaces de hackear el número de teléfono desde el que llaman para hacer creer a la víctima que es el banco quien les contacta. Fernández, en A vivir, ha contado que, tras un mes, el banco le ha transferido los trescientos euros que le habían estafado. "Tuve que reclamar primero en la oficina, luego en atención al cliente y luego al Banco de España hasta que puse una demanda judicial. El banco, para evitar un proceso judicial, me ofreció el reintegro del setenta o setenta y cinco por ciento del importe. Les dije que no tenía ningún problema en perder el tiempo y, al final, ayer a última hora de la mañana, me ingresaron los trescientos euros", explica Fernández.
La desatención de los bancos en este tipo de fraudes provoca que los clientes se sientan desamparados. "Ellos no se han personado en el procedimiento judicial. Yo he desistido de mi reclamación para que no haya una sentencia judicial que determine si el banco ha actuado con diligencia o negligencia", afirma. La complejidad del proceso burocrático provoca que el camino hasta llegar a recuperar el dinero sea tan escarpado que tiene un efecto disuasorio. Muchas víctimas no reclaman porque el importe es bajo. Esto tiene un efecto colateral. El banco, al no detectar el problema porque no hay una reclamación, continuará ignorando una causa que cada vez afecta a más personas.
Desde la Asociación Usuarios Financieros (ASUFIN) recomiendan ser insistentes con las entidades financieras. Patricia Suárez, su presidenta, ha calificado como "desolador" el proceso que hay que llevar a cabo para solucionar el problema. "En la mayoría de los casos hay una brecha de seguridad por la que consiguen los datos del cliente", afirma Suárez. La premisa desde la que parte la defensa de los bancos es que son los clientes quienes proporcionan esos datos que hacen posible el robo. "Los bancos deben ponerse de acuerdo con las grandes tecnológicas porque conocen mucho mejor que ellos cómo se realizan estos fraudes", comenta Suárez. La descarga de responsabilidad de los bancos aumenta la inseguridad de los clientes. La falta de voluntad para cerrar ciertas brechas de seguridad por las que se cuelan los ciberdelincuentes incrementa la inseguridad que sienten los consumidores. En un mundo cada más digitalizado y globalizado, la seguridad y la innovación deben ir de la mano para garantizar una gestión eficiente y eficaz del dinero.