Esa España a la que Vox sigue diciendo Viva, salvo si lo dice el presidente del Gobierno
Habló del ruido que hacemos los medios, de ideologías extrañas que nos quieren imponer pero que para eso está Vox. Y un montón de cosas más que ya sabemos que fueron aplaudidas, porque para eso uno monta una asamblea sin rivales, para gustarse
Decía la semana pasada Santiago Abascal, antes de ser reelegido presidente de Vox hasta 2028, que dónde estaban esas corrientes dispuestas a disputarle el liderazgo, que no las veía, que salieran, si es que tienen valor. Que había que decir a todo que no como norma general en la vida. “¿Que Pedro Sánchez dice viva España? Pues nosotros respondemos: mentira”.
Ángeles Caballero: "Esa España a la que Vox sigue diciendo Viva, salvo si lo dice el presidente del Gobierno"
03:07
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
Decía el viernes, hace un puñado de horas, que lo suyo era indiscutible, su papel en el partido, la confianza que depositan en él su equipo y los afiliados al partido. Que si acaso, habría que preguntarle al vecino de al lado, al Partido Popular, de corrientes. De si quieren más a la que representa “el señor Ayuso o la señora Feijoo”, le dijo tal cual al periodista Carlos Herrera. Que por qué hablamos de los que abandonan Vox y no le prestamos la misma atención a los purgados por uno y por la otra.
Ese mismo viernes, en esa serie de catastróficas desdichas, publicaba Miguel González en El País que el tribunal de cuentas ha expedientado a Vox por financiación irregular, por recaudar miles de donaciones prohibidas por ley.
Más información
Pero vino el sábado y llegó la asamblea nacional. Y segundos después de subirse al micrófono, después de los aplausos y de que los asistentes le gritaran: “presidente”, alguien gritó Viva Franco y se oyeron risas, y él, sin corrientes y aun sintiéndose más seguro de sí mismo que nunca, no dijo ni sí ni no, sino una leve sonrisita, una mueca de ejem, y palante.
Y habló del ruido que hacemos los medios, de ideologías extrañas que nos quieren imponer pero que para eso está Vox. Y un montón de cosas más que ya sabemos que fueron aplaudidas, porque para eso uno monta una asamblea sin rivales, para gustarse, y de paso animar a los suyos, a los que quedan, y decirles que todo es mentira, que es ciencia ficción, que la verdad solo la sabe él. Y que van por buen camino.
Y ayer supimos de otra purga. Que no vino de la mano de Abascal sino de cinco diputados del partido en Baleares, que decidieron expulsar a otros dos diputados, alineados con Abascal, la presidenta provincial y el presidente del Parlament, de manera unilateral y que son precisamente los que viajaron hasta Madrid este sábado para apoyar a Don Santiago.
Podemos dibujar un panorama sombrío para el partido, fiarnos o no de las encuestas, o decir que son cosas que pasan, desavenencias internas, que unos van por libre y otros son fieles a lo que se dicta desde Madrid. Y ellos seguirán hablando de que los demás vivimos en una simulación y que nos alimentamos de noticias falsarias.
Pero lo de ayer es algo más. Es un movimiento que desata una crisis institucional en el gobierno balear de la popular Marga Prohens, que se apoya en ellos para gestionar las islas. Es una crisis que obligará a elegir un nuevo presidente o presidenta del Parlament, que dificulta la gobernabilidad del archipiélago, el acuerdo de investidura al que llegaron. Y que afectará a los vecinos de Baleares, que también son España. Esa España a la que Vox sigue diciendo Viva, salvo si lo dice el presidente del Gobierno.
Ángeles Caballero
Periodista. Colabora en 'Hoy por Hoy', con Àngels Barceló. Escribe en El País. Y habla en La Sexta.