Hasta la victoria o hasta el fin de Netanyahu

Madrid

El Tribunal Internacional de la Haya ha conminado a Israel tomar “todas las medidas” para evitar un genocidio en Gaza. Y para facilitar la ayuda humanitaria a sus habitantes.

La reacción del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha sido silbar hacia el cielo e ignorar esas obligaciones, declarando que seguirá haciendo lo mismo, “hasta la victoria completa”. En realidad, él sabe que eso es una alucinación: que a base de matar a un pueblo, a grandes pedazos, no lo descabezas. Así que su lucha no es hasta el final de Hamás o de quien sea, más que de él mismo, de su carrera política. Sabe que cuando acabe la guerra le echarán: será juzgado, todavía no conocemos por qué tribunal, electoral o penal, nacional o internacional. Pero lo será. Y por eso alarga la espera.

Otras reacciones han sido más sensatas. El Gobierno surafricano ha recordado que para evitar el genocidio hay que imponer el alto el fuego, algo que los jueces han obviado. Y la Autoridad Nacional Palestina, ha subrayado que las decisiones de La Haya son “de obligado cumplimiento”. Aunque no haya un ejército que las imponga, porque el que podría hacerlo, el norteamericano, no está por esa labor, pues su Gobierno no está ahí.

Digamos, con esperanza: todavía. Aun sin ser tan contundente como pretendía la denuncia surafricana, la resolución es rotunda. Deje usted de matar, hombre de Dios. Si no es molestia.