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La educación: el nuevo campo de batalla de Macron para hacer frente a la ultraderecha

El presidente francés hace una radiografía de un país que vive una crisis de valores que solo puede solucionarse restaurando la autoridad y los valores republicanos desde la escuela. Un discurso con el que quiere contrarestar el avance de la ultraderecha en las elecciones al Parlamento Europeo

El presidente de Francia, Emmanuel Macron.

El presidente de Francia, Emmanuel Macron.

Madrid

La educación se ha convertido en uno de los asuntos centrales en el debate político francés. Más allá de la polémica con la nueva ministra de educación, que admitió llevar a sus hijos a un colegio privado porque tenían horas muertas en la pública, el discurso de esta semana de Macron colocó la educación, en concreto la educación primaria, en una de las prioridades de la segunda parte de su mandato. Porque Macron cree que en Francia hay una crisis de valores, y que la solución está en la escuela. Un discurso que, según muchos analistas, busca contrarrestar a la extrema derecha: su contrincante en las elecciones al Parlamento Europeo de junio. De hecho, hay quienes sostienen que la retórica de Macron viene tiempo ya asumiendo el marco de la extrema derecha.

Rearme demográfico, rearme de valores

No hay que fomentar, hay que rearmar. Rearmar la demografía, rearmar la soberanía energética y, por último, rearmar los valores cívicos. Macrón utilizó varias veces el verbo "rearmar" en su comparecencia ante los medios el pasado martes. Y como casi todo en la vida, también en política, la elección del lenguaje no es casual. Porque el marco bélico se ha instalado en el discurso macronista para radiografiar a un país que para el Elíseo vive una crisis de valores. Por eso, Macrón utiliza un marco bélico para proponer restaurar la autoridad a través del orden, la importancia de los símbolos y el civismo: tres los ingredientes del discurso moralista del presidente.

Una intervención inscrita en una tradición gaullista que apenas infirió en cuestiones materiales como la desigualdad para centrarlo todo en lo que muchos llaman la guerra cultural. Porque Macrón quiere hacer de los símbolos nacionales las armas a utilizar en la batalla contra la extrema derecha de Le Pen en las elecciones europeas de comienzos de junio. Lo que sugiere una conclusión: que el presidente ha considerado que merece la pena alejarse del votante de centro-izquierda y perder ese caladero de votos porque merece más la pena, en términos cuantitativos, pescar en el caladero profundo y vasto de la extrema derecha.

"Hay muchos elementos en este discurso que nos lleva a pensar que ha comprado el marco ideológico de la base electoral más conservadora. Hay marcadores susceptibles de alejar a bastantes votantes progresistas, tanto en el fondo como en la forma", asegura Jean Baptiste Hargundeguy, doctor en Ciencias Políticas en la Universidad Europea de Florencia y profesor en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla.

La escuela primaria: origen del problema y también la solución

"Que Macrón proponga para resolver esa crisis de autoridad, el uniforme en la escuela pública o priorizar que los estudiantes se aprendan la Marsellesa, deja un tono un tanto obsoleto y conservador". Porque la escuela se ha convertido en el epicentro del problema y la solución, el lugar donde restaurar ese orden. "Creo que lo que intenta hacer Macron utilizando la escuela es luchar en el terreno de la guerra cultural frente a la extrema derecha. El presidente quiere utilizar símbolos tan importantes como la educación primaria para luchar contra los valores que intentan implantar Agrupación Nacional. De alguna forma, Macrón quiere luchar contra la extrema derecha con sus propias armas".

Enrique García

Enrique García

(Sevilla, 1994) Corresponsal en Bruselas, siguiendo y explicando la política comunitaria. Antes, redactor...

 
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