"No todo está perdido": Ángeles Caballero sobre la noche de Reyes

Madrid

Yo no recuerdo jamás verme en una cabalgata. Ni como niña, ni ahora como madre. Reconozco que no he llevado a mis hijos jamás a una cabalgata. Yo entiendo que puedo ser rancia para un montón de oyentes en este momento, o pragmática, que diría mi madre, porque según ella, con el frío que hacía y con la de gente que hay...

Además, desde que soy madre, he detectado, cuando he pasado por alguna cabalgata o cualquier aglomeración de gente, lo preparadas que van algunas familias: drones, escaleras o paraguas para coger los caramelos. Yo reconozco no estar a la altura, con lo cual antes de agobiarme, opto por no ir. Luego también había pensado que podía hacer algo tan poco original como entregar oro, incienso, mirra y carbón según a qué personajes de la actualidad política. Pero he pensado que no íbamos a acabar jamás este programa.

Luego hay una opción un poco más intensa, un poco cursilona. Porque está esa parte de los buenos deseos que quizá se mantienen durante todas estas fiestas o esas intenciones que yo, por lo menos, algunas jamás las cumplo. Esos regalos que nunca llegarán por más que los pidamos. Y esa guerra, por ejemplo, de la que se habla mucho en este y otros programas que nunca descansa. Y los niños también, que conviene no olvidarnos que esta noche tendrán pocos regalos o menos regalos, no porque no se los merezcan, sino porque, sinceramente, no se puede.

Pero he decidido recurrir al humor, porque yo creo que es un salvavidas de casi todo y es una herramienta infalible para relajar este y cualquier otro ambiente. Y es un oxígeno muy necesario cuando cuesta respirar, que me temo que a veces nos lo ponen difícil y es casi todos los días. Entonces yo me he echado, reconozco, unas buenas risas al ver en uno de estos días en una cuenta de Twitter -que tampoco conviene decir cuál es- la imagen de los tres Reyes Magos envueltos cada uno de ellos en banderas españolas para recordarnos que España es cristiana. Muy bien ahí esa labor informativa, no vaya a ser que alguien no sepa de qué civilización y de qué cultura venimos. Ayer vi también una pieza de un informativo en la que los tres de Oriente aparecían pimpantes rapeando en euskera. Que sinceramente respeto por la pluralidad, pero Reyes Magos, sin ser yo tampoco de anclarme en unas tradiciones absolutamente ortodoxas e inamovibles, pero caray, rapear en euskera...

Entonces, yo creo que este país, y antes lo recordaba en la cabalgata -en el vídeo que han mandado los Reyes Magos, en concreto el rey Baltasar en el distrito de Chamartín del Ayuntamiento de Madrid-, este país ha visto cabalgatas en las que aparecía Dora la Exploradora. Hemos visto a Alberto Ruiz Gallardón, a Sergio Ramos y a Jesulín de Ubrique, caracterizados como Baltasar. Hemos visto y hemos interiorizado aquella frase, cómo olvidarla, aquel "No te lo perdonaré jamás, Carmena".

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Y si toda esta serie de disparates, pero también de risas, lo hemos perdonado al final, si llegamos a esta noche, en el fondo nos damos cuenta de que no pasa nada, porque volveremos el lunes. Hoy es el día del roscón y mañana también, pero el lunes volverá a ser el día de la fruta y la verdura para desengrasar; estrenaremos lo que nos hayan traído los Reyes, porque esto hace muchísima ilusión, del mismo modo que nos vestimos de blanco cuando volvemos de las vacaciones de verano para que se nos resalte el bronceado. Y daremos gracias al Señor porque las criaturas -yo se las daré- vuelvan a clase el lunes para descanso de los progenitores.

Y, por tanto, será que no todo está perdido, que quizás somos un poco mejores de lo que nos creemos y que conviene no tomarse todo tan en serio, porque entonces nada lo es. Así que solo puedo decir que el roscón este que he traído y cualquier otro nos proteja hoy y siempre y desearos a todos feliz noche de Reyes.