'La trenza', así es el cuento feminista que está llenando los cines en Francia
La escritora Laetitia Colombani adapta a la gran pantalla su propia novela que fue uno de los grandes fenómenos de la literatura en 2017 y que ya ha llegado a las salas españolas
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Fotograma de La Trenza / CEDIDA
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Madrid
La madre de Laetitia Colombani, escritora francesa, le dijo que a nadie le iba a interesar la historia de varias mujeres enfrentando situaciones complejas que había escrito. Por suerte se equivocó y La trenza, la novela que se publicó en Francia en 2017 fue todo un fenómeno editorial ese año, con traducción a infinidad de países, con ventas y con lectores que hacían suya la historia de superación feminista antes incluso de que apareciera el Me Too. "La idea era hablar de sociedades muy diferentes, donde las mujeres fueran combatientes, guerreras y tuvieran cosas en común, el objetivo principal era trazar un hilo invisible entre ellas. La trenza representa el cabello desde la antigüedad, la feminidad y es el vínculo entre ellas", nos dice en una entrevista en la Cadena SER.
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Colombani tenía claro que, en caso de haber adaptación al cine, debía ser ella quien la llevase a cabo. "Tengo la sensación de que la película está más conseguida que la novela, porque la he trabajado creo que mucho más, además ha pasado el tiempo y hay nuevas ideas y muchas aportaciones de todos los equipos con los que he trabajado en la producción", confiesa la directora que ha visitado Madrid y Barcelona para promocionar el filme que llega a cines esta semana.
La trenza cuenta las historias de tres mujeres de diferentes países y que provienen de clases sociales diversas. Las tres mujeres son Smita, Giulia y Sarah, y lo curioso es que aunque sus historias tengan mucho en común, nunca llegan a conocerse. La unión profunda entre ellas es por algo íntimo y único que el espectador descubrirá. Algo así como un lazo rojo en el extremo y que recorre el mundo para desvelar la sororidad y la liberación femenina como arma. "Quería homenajear a las mujeres y mostrar, en tres sociedades diferentes, cómo deben luchar para existir, para obtener su sitio; quería mostrar el combate de las mujeres en el mundo", explica la directora que fue consciente cuando escribió al novela de que las historias de las mujeres siempre han sido minoría, a pesar de suponer el 50 por ciento de la población. "Todavía hoy muchas mujeres siguen siendo víctimas de la desigualdad, en cualquier parte del mundo a la que vayas", añade.
Kim Raver inerpreta a una mujer de negocios que vive en Canadá y cuya vida da un vuelco. El dinero no es problema, pero todo lo demás sí. La actriz Fotini Peluso es Giulia, una joven trabajadora que hereda con mucho sufrimiento el negocio de pelucas de su padre en Sicilia. Por último, Mia Maelzer es Smita, una india de la casta de los intocables, que no tiene dinero, ni nada material y que busca desesperadamente que su hija salga de esa condición de desclasada que por nacimiento le ha tocado vivir. Que su hija estudie es su prioridad.
"Para el personaje de Smita hice varios viajes a la India y también investigué mucho. Vi horas y horas de documentales, reportajes sobre la India. También fui a entrevistar a mujeres de pueblos de la India, especialmente a las intocables. Y descubrí que la realidad iba mucho más allá de lo que imaginaba. Las mujeres en la India son doblemente discriminadas por ser mujeres y por ser intocables", explica sobre uno de los procesos de investigación más enriquecedores. "Creo que es una mujer muy resiliente, muy luchadora, aunque no necesariamente tenga palabras para expresarse. No tiene leche, no tiene educación, no sabe leer ni escribir, no ha ido a la escuela y, sin embargo, sueña con un futuro mejor para su hija. Este vínculo el que se ilustra en el cartel de la película", nos explica.
El libro se tradujo a más de 40 idiomas y vendió más de ocho millones de ejemplares, gracias a las recomendaciones entre madres, hijas, abuelas y nietas, una idea de cómo la sororirdad también influye en el mundo de la cultura. Ese hilo que une a las mujeres de la historia, unió a las lectoras e hizo de la novela una historia en la que verse reflejadas, algo que en aquellos años no era tan habitual que ocurriese. "La novela fue un hilo entre diferentes mujeres, hubo una unión, un eslabón que se creó de una mujer a otra", señala la autora. "Eso sí, la película es para todos, hombres y mujeres, en Francia hemos tenido un público muy variado. Los hombres han venido también a verla y se han emocionado mucho".
Ese éxito fue clave para que los productores vieran una película tras la historia. "Tenía que ser una coproducción, yo llevaba ya tiempo en el cine y sabía lo complicado que podía ser hacer una película como ésta". Y es que había que rodar en tres países distintos, lo que encarecía el rodaje, la India, Italia y Canadá.
"Me dio un poco de miedo hacer la película porque era reto enorme comparado con las dos películas que había hecho antes, había que rodar en idiomas que yo no hablaba y con equipos extranjeros, pero a la vez el reto me entusiasmó", dice la directora que confiesa entre bromas que claro que ha sido fiel a la novela. En España hubo además una adaptación teatral, que se estrenó en Barcelona y que la autora en su momento logró ver. Ahora le preocupa que el retroceso de los derechos conseguidos por las mujeres sea una realidad. Quizá por eso el estreno en cines tenga mucho que decir todavía a una sociedad que teme a la igualdad de géneros. "En seis años las cosas han cambiado mucho, por suerte, pero por otro lado hay una especie de ola de retroceso para los derechos de las mujeres que es inquietante. En estos años a veces me han dicho que el objeto de la película se había pasado de moda, pero creo que desgraciadamente eso no es así. Tenemos que continuar luchando por el respeto, igualdad y justicia".
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Pepa Blanes
Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...