España en Gaza

Barcelona

"La respuesta a los atentados no puede implicar la muerte de miles de niños". Esta es una frase evidente. Una frase que se explica por sí misma. Una frase que no debe herir a ningún corazón sensible. Y, sin embargo, es una declaración importante, en la situación de guerra en la que está embarcado el Gobierno de Israel. Se la ha dicho el presidente del Gobierno español, al presidente del Estado israelí. Es oportuna y valiente, olvídense por un momento los enemigos del "sanchismo" de que la ha pronunciado su diablo particular, el objeto de todas sus iras, asechanzas y movilizaciones, Pedro Sánchez.

Cuando Gaza sea un erial, que va camino, y el desastre humanitario se manifieste en toda su crueldad, que todavía falta, un escalofrío recorrerá al mundo democrático, como ocurrió al descubrirse el Holocausto contra el pueblo judío. Entonces, las palabras y propuestas de hoy, que pueden parecer voluntaristas, ingenuas o buenistas, serán lo único que salve la dignidad humana de nuestra civilización.

Entonces recordaremos a algunos españoles. A Josep Borrell impulsando la pausa humanitaria, tras haber intentado el alto el fuego que propuso el portugués António Guterres, el secretario general de la ONU: pausa al cabo tardía, pero que llega por fin mañana. Y las propuestas de Sánchez de convocar una Conferencia internacional de paz, y de que la Unión Europea reconozca plenamente al Estado palestino. Parecían utopías, pero será lo único que nos libere de la vergüenza colectiva. Gracias por decir esas cosas, cuando toca y cuando no toca. A unos y a otros. Gracias por apoyar a la gente doliente, palestina y judía.