'The Economist' defiende a Sánchez tras las críticas por la amnistía: "No es el amoral y sediento de poder que sus oponentes describen"
El semanario liberal de referencia ha analizado el acuerdo del PSOE y Junts y ha recopilado las críticas de la derecha para dar una firme opinión sobre el candidato socialista a la Presidencia
Pedro Sánchez. / Getty
Madrid
El semanario británico liberal más importante del mundo, The Economist, ha publicado un artículo en el que defiende al líder socialista y presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, tras el aluvión de críticas por su pacto con los partidos independentistas catalanes, que incluye la ley de amnistía, para procurar su investidura.
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"Sánchez es el ser amoral y sediento de poder que sus oponentes conservadores describen", asegura el medio británico, señala que la paz entre el Estado y Cataluña se hace "a costa de agravar el odio perenne que existe entre la derecha y la izquierda en el país".
El artículo recoge todas las críticas del PP y Vox, además de los jueces conservadores y las asociaciones de policías y guardias civiles, y señala que la "furia" de estos sectores no se debe a la ley de amnistía, sino que es "tan intensa porque la continuidad en el poder del señor Sánchez parece ahora asegurada".
"El nacionalismo parece cansado"
The Economist indica que el nacionalismo está "más débil" y que eso puede facilitar una cierta pacificación catalana. "El nacionalismo parece cansado. Muchos catalanes a ambos lados del conflicto están deseosos de hablar de cualquier otra cosa, durante un rato", dice el semanario de referencia económica en Europa.
Además, asegura que la integridad de España está preservada, frente a lo que dice la derecha. "La Constitución española insiste rotundamente en la inviolabilidad de la integridad territorial de España. Declarar que la Constitución no tiene importancia es algo que ningún presidente del Gobierno español podría hacer, y en el acuerdo no se menciona esta exigencia del señor Puigdemont".
Y sobre Puigdemont, el semanario recuerda que exigía un mediador internacional que supervisara las promesas y desde el Gobierno rechazaron esta idea. "El acuerdo político solo menciona un vago mecanismo en lugar de un mediador", expone.
