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En pleno tratamiento y después de cuatro operaciones por cáncer de mama: el Reto Pelayo Vida de Laura Villa

La maestra turolense protagoniza una de las grandes historias de superación de esta edición, mientras la aventura escribe uno de sus últimos capítulos en la placa continental de hielo de la Patagonia

Laura Villa, una de las cinco participantes del Reto Pelayo Vida.

Laura Villa, una de las cinco participantes del Reto Pelayo Vida.

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El Chaltén (Argentina)

Las cinco integrantes del Reto Pelayo Vida ya preparan el asalto a la cumbre del Cerro de Gorra Blanca en la zona sur de la Patagonia. Como duro aperitivo, las expedicionarias han conocido de primera mano la tercera placa de hielo más grande del planeta, por detrás de la Antártida y Groenlandia. Una incursión de más de cinco horas, con un intenso viento y sensación térmica de 10 grados bajo cero. Además, Yolanda, Laura, Kica, Anna y Sonia tienen que tirar de la 'pulka', el trineo que porta los materiales de montaña, mientras sortean las grietas que aparecen por el camino. Y las adversidades no terminan ahí: toca pasar la noche en tienda de campaña, por lo que las cinco aventureras construyen unos muros de hielo de unos siete metros de largo por más de un metro de alto para guarecerse del mal tiempo y descansar. Pese a todo, la espectacularidad de la placa de hielo patagónica ha calado en todas ellas. "Es como un mar que nunca acaba. Una inmensidad blanca muy bonita. Al atardecer, el cielo se tiñe de varios colores", confiesa Laura Villa, con la voz emocionada y también entrecortada por el frío.

A Laura, natural de la localidad turolense de Cella, el cáncer de mama le trastocó la vida como a todas las mujeres: "Te arrolla un tren y se lleva todo lo que es tu vida. Te quedas ausente. Pero recuerdo la primera noche en el sofá de mi casa, me dio tranquilidad ser yo la enferma. A la mañana siguiente me levanté sonriendo, no sabía si iría bien o mal, pero quería ser feliz".

Laura Villa (a la dcha), al inicio de una jornada del Reto Pelayo Vida.

Laura Villa (a la dcha), al inicio de una jornada del Reto Pelayo Vida.

Laura Villa (a la dcha), al inicio de una jornada del Reto Pelayo Vida.

Laura Villa (a la dcha), al inicio de una jornada del Reto Pelayo Vida.

Por desgracia, Laura no contaba con el calvario que vendría a continuación. El tumor era más agresivo de lo normal y crecía muy rápido y en total, han sido necesarias hasta el momento cuatro operaciones: la primera por una masectomía doble, la segunda para curar una necrosis derivada de la masectomía, una tercera que se complicó por un fallo neurológico grave en la que terminó en la UVI sin saber si volvería a salir, y una cuarta más sencilla. Habrá una quinta dentro de unos meses y además, Laura sigue en tratamiento. Recibió una dosis días antes de embarcarse en el Reto Pelayo Vida y tendrá que volver a por otro pinchazo a su regreso a España. Pese a todo, Laura se ha podido preparar para este desafío aunque el inicio fuese complicado: "Los primeros entrenamientos fueron muy duros, había perdido músculo y tenía problemas de corazón por culpa de la quimio. Subiendo las primeras cuestas me ahogaba".

La primera noche que supo que tenía cáncer, Laura escribió una lista de cosas para hacer antes de la primera operación: "Casarme, buscar una solución para la hipoteca, pasar momentos con mi familia y amigos o decirle lo que me pasaba a la cara a la gente que me importaba". Y fue cumpliendo con sus tareas pendientes, sin dejar de pensar en cómo su entorno viviría la enfermedad: "El cáncer arrastra mucha tristeza. Mi mayor cruz ha sido ver las caras de pena y dolor de mis padres, mi marido o mis hijos".

Laura, de 39 años, es madre de dos niños y también maestra de Educación Infantil y Primaria, y explica lo importante que es hacerle llegar esta noticia a los más pequeños de la manera adecuada: "Mi psicóloga infantil me dijo 'cuéntaselo, los niños se enteran de todo y te van a ver muy mal. Absorben todo y se culpabilizan de lo que ven alrededor'. Efectivamente, mi hijo mayor de 6 años me empezó a preguntar si yo me iba a curar si él se portaba mejor. Yo le tuve que explicar que no era su culpa, ni de nadie, y que los médicos me iban a curar. Todas las mañanas se lo recordaba. Al final, los niños son tan listos que te lo ponen fácil".

Participantes del Reto Pelayo Vida 2023.

Participantes del Reto Pelayo Vida 2023.

Participantes del Reto Pelayo Vida 2023.

Participantes del Reto Pelayo Vida 2023.

Con semejante historia, pocos habrían apostado por que Laura pudiera completar un reto como éste en la Patagonia, pero ella ya lo soñó hace años: "Conocí el Reto Pelayo Vida en la fase de duelo, a los pocos días de conocer el diagnóstico. Fue esperanzador, quería volar y pensé que algún día sería una de ellas". Aunque sus compañeras y quienes la conocen la describen como una valiente, ella rehuye de esa etiqueta: "Valientes somos todas y cada una de las mujeres que pasamos por esta enfermedad, y también las que se van".

 
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