Zelenski desde España
Ninguno de esos objetivos es fácil. La solidaridad a veces atraviesa etapas de fatiga. Los intereses más minúsculos se cruzan con los más nobles. Y la Unión Europea, antes que ampliarse más, o al menos en paralelo, debe prepararse bien para cualquier nueva integración
Barcelona
Zelenski desde España. Zelenski desde Europa. La asistencia del líder ucraniano a la cumbre de Granada es un poderoso símbolo. Habla desde España, y, por tanto, desde Europa. Con tres objetivos. Uno es empujar a los demás europeos para que no rompan su unidad en favor de la resistencia de su país, mientras a los norteamericanos les tiemblan las piernas por culpa de la ultraderecha trumpista. Dos, pasar página de la crisis que ha supuesto el cese de las exportaciones de sus cereales a Polonia y otros países, temerosos de la reacción de sus agricultores ante los precios más bajos de Ucrania. Y tres, apretar en favor de que los 27 declaren abiertas, en su cumbre de diciembre, las negociaciones concretas para la integración de su país en la Europa comunitaria.
Ninguno de esos objetivos es fácil. La solidaridad a veces atraviesa etapas de fatiga. Los intereses más minúsculos se cruzan con los más nobles. Y la Unión Europea, antes que ampliarse más, o al menos en paralelo, debe prepararse bien para cualquier nueva integración: con un mayor presupuesto; y con menos derecho a veto interno, de los que paralizan la toma de decisiones.
Este Zelenski, sin embargo, no se arredra. No para. Insiste. Seduce. Clama. En versión más joven y de cultura popular recuerda al gran Václav Havel, el personaje checoslovaco, de la Europa oriental, que pasó de dirigente a emblema moral. Bravo por ellos.
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Xavier Vidal-Folch
Periodista de 'EL PAÍS' donde firma columnas y colaborador habitual de la Cadena SER, donde publica...