Alberto Núñez Feijóo afronta este viernes un nuevo intento de ser investido presidente tras su fracaso en la votación de este miércoles, en la que cosechó 172 «síes» y 178 «noes». El candidato del PP únicamente consiguió los apoyos de los 137 diputados populares, los 33 de Vox, el representante de Unión del Pueblo Navarro (UPN) y la de Coalición Canaria (CC); insuficientes para lograr la mayoría absoluta de la Cámara que se exigía. Esta vez Feijóo lo tendrá más sencillo. Para ser investido presidente en su segundo intento le basta una mayoría simple; esto es, más «síes» que «noes». A los apoyos que ya tiene habría de sumar, como mínimo, la abstención de los siete diputados de Junts (172 «síes», 171 «noes» y siete abstenciones) o los votos favorables de los cinco del PNV (177 «síes» y 173 «noes»). Cualquiera de las dos opciones parece complicada. Salvo sorpresa mayúscula, Feijóo contará con los mismos apoyos que en su primer intento. Además de los votos del PP, el expresidente de la Xunta de Galicia tiene garantizados los votos favorables de Vox. A pesar de que la ultraderecha aseguró en un primer momento que sólo daría sus votos a cambio de entrar en el Gobierno, la formación liderada por Santiago Abascal cambió de parecer por «patriotismo». «Es una buena ocasión para retratar al peor Gobierno de la historia de España», justificó Abascal desde la tribuna de oradores. Por otra parte, Feijóo logró seducir al diputado de UPN, Alberto Catalán, quien pidió el voto para el PP argumentado que es lo mejor para Navarra. «No se puede gobernar España con aquellos que quieren destruir el país. No se puede pactar con formaciones políticas que siguen sin condenar los asesinatos de ETA», defendía este miércoles. Si no cambia de parecer, la diputada de CC, Cristina Valido, volverá a apoyar a Feijóo este viernes. Eso sí, en el primer debate ya aclaró que su voto no era ideológico y abrió la puerta a hacer lo mismo en una hipotética investidura de Pedro Sánchez: «Se equivocan si piensan que he venido aquí a hacer presidente a uno o a otro. He venido aquí para hacer que nuestro estatuto se cumpla». Si todo va según lo previsto, los nacionalistas catalanes y vascos se mantendrán en el «no» a Feijóo. El aspirante a presidente intentó atraer al PNV mostrando «empatía por su base social», que consideró idéntica a la del PP. Sin embargo, Aitor Esteban le atizó con dureza y le dejó claro que para contar con sus votos «debía restar 33». El resto de partidos con representación en el hemiciclo no ha dado muestras de de facilitar un Gobierno presidido por Feijóo. Ante este escenario, durante las últimas semanas el PP ha alimentado la sombra de que alguno de los diputados del PSOE rompa la disciplina de voto y permita que gobierne la lista más votada. La sombra de un «tamayazo» se alargó tras las declaraciones de los exdirigentes socialistas Felipe González y Alfonso Guerra, quienes manifestaron posiciones opuestas a las de la actual directiva del PSOE respecto a la posibilidad de una ley de amnistía a cambio de los votos de los independentistas catalanes. De hecho, González pidió llegar a un pacto con el PP: «Aquí no hay ninguna posibilidad de hacer una reforma seria sin la voluntad de los dos grandes partidos». Entre quienes pueden sentirse más identificados con las posturas de González y Guerra están los diputados por Castilla-La Mancha, fieles al ala representada por Emiliano García-Page. No obstante, el presidente regional despejó cualquier atisbo de duda en «Hora 25»: «El Gobierno de España, el que sea, no puede estar nunca sometido a tamayazos de ningún tipo». «El que esté jugando a que la falta de votos del PP, su déficit electoral, se lo compensen tránsfugas del PSOE, puede que los encuentren, pero desde luego no será porque yo los busque ni yo los ampare», aseguró.