La naturaleza
"Sabemos que la naturaleza está volviéndose más hostil, sabemos que deberíamos dejar de envenenarla, sabemos que habría que cambiar muchas cosas y sabemos, para qué disimular, que hacemos muy poco, por no decir nada"
Barcelona
Reflexionen hoy. Voten mañana. Sean buenos ciudadanos.
Pero no se tomen estas elecciones muy a la tremenda. Creo que, por más que detesten a tal candidato o tal otro, por más que teman ese proyecto político o el de más allá, por más interés que sientan por una causa, nuestro mayor problema en un futuro quizá ya inmediato no tendrá forma humana ni se expondrá en una ley. Nuestro mayor problema será, como siempre desde hace unos cuantos millones de años, la naturaleza.
Nos hemos habituado últimamente a venerar la naturaleza, por más que la maltratemos. Nuestra historia como especie, sin embargo, consiste en una lenta y difícil emancipación de la madre naturaleza. Mantenemos en el tallo cerebral y el cerebelo un vestigio ancestral, llamado reptiliano, que controla las funciones más automáticas del cuerpo, como la respiración, y preserva nuestros instintos más básicos, más agresivos y, por decirlo de alguna forma, más naturales. Es el resto del cerebro, en especial el córtex, el que nos hace humanos.
Procedemos, como todos los animales, de un ser que vivió hace al menos 4.000 millones de años y no era muy distinto a una bacteria. La evolución, es decir, la supervivencia y transmisión genética de los seres más capaces de adaptarse al entorno, ha sido una lucha continua contra la naturaleza y, a la vez, un prolongado esfuerzo para extraer de ella vida, alimento, placer.
Las anomalías climáticas, cada día más frecuentes y más agudas, empiezan a formar parte de nuestra existencia. Eso es un hecho, más allá de la discusión sobre cuánta culpa tenemos los humanos. Sabemos que la naturaleza está volviéndose más hostil, sabemos que deberíamos dejar de envenenarla, sabemos que habría que cambiar muchas cosas y sabemos, para qué disimular, que hacemos muy poco, por no decir nada.
La naturaleza es madre y enemiga. Gobierne quien gobierne, hablaremos más y más de ella. Si no la aceptamos como madre, temámosla como enemiga: tiene mucho peligro.
Buenas vacaciones. Preserven su humanidad. Y guárdense del calor.
