Paolo Genovese: "El suicidio es un tabú personal, social y religioso. La forma de ayudar y prevenir es hablarlo"
El director italiano se une a Toni Servillo para presentar 'El primer día de mi vida', un relato de segundas oportunidades que explora las causas detrás de la depresión o del suicidio
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Madrid
La salud mental sigue siendo un tema tabú aunque ha entrado con fuerza en la agenda mediática tras la pandemia. En una sociedad en la que abunda la desconexión digital y la cultura de la imagen tiene más peso que nunca, es normal sentirse solo y desprotegido, y es difícil revertir este tipo de situaciones. En España, los datos de suicidio aumentan año tras año, y los expertos coinciden en la importancia de comunicar los problemas y recibir apoyo por parte de las instituciones para salvar esta situación. Paolo Genovese saltó a la fama internacional en 2016 con Perfectos desconocidos, comedia que ya se ha adaptado a más de 20 países, incluido España, con el remake de Álex de la Iglesia en 2017. En esta ocasión, se aleja de la comedia para explorar los trastornos mentales en 'El primer día de mi vida', una película cargada de optimismo en la que adapta su propio libro, que fue un éxito en Italia. Recurre para ello a Toni Servillo, actor predilecto de Sorrentino, que protagoniza una película que habla de trastornos mentales evitando enredarse en cuestiones materiales, venciendo esa barrera hablando de dolores enraizados, de origen confuso y difíciles de tratar.
La novela nació con la idea de ser llevada a la gran pantalla. Para Paolo Genovese, que "no se considera un escritor", escribir es una pausa, una manera de estimularse de forma distinta. "Cuando escribo una novela tengo en la cabeza imágenes para hacer una película. Escribir una novela es como rodar una película con los mínimos detalles ya en mi cabeza". Esto favorece el desarrollo de la película. "Cuando tengo que escribir el guion todo está ya muy claro, porque todas las escenas ya las he vivido, imaginado y rodado en mi cabeza más de una vez".
Hay algo muy medido en la historia de 'El primer día de mi vida', una concepción muy cercana a los trastornos que llevan al suicidio. Genovese, no obstante, no tira de experiencias personales. "Mis películas nunca son autobiográficas. No me interesa contar mi vida o un episodio de mi vida. Considero que un autor inventa historias que no existen". Aunque no ha vivido experiencias similares a las de sus personajes, si ha pasado por emociones similares. El director cree que ahí es donde reside la clave de su autoría. "Un autor tiene que utilizar las emociones y experiencias que ha vivido para crear algo que no existe, incluir y comprender esas emociones, y por lo tanto sí que hay algo de personal. Sin embargo, en todas las historias que yo escribo intento que no reflejen mi realidad".
La depresión viene retratada a partir de personajes que se sienten profundamente miserables, pero la película huye, mayoritariamente, de aludir a motivos emocionales o a soluciones simplistas. Es un trastorno que se enraíza, y que es difícil de erradicar. "Como enfermedad, como trastorno, a veces puede ser consecuencia de algo concreto, como de una muerte, un duelo... Pero muy a menudo, y por eso puede ser una enfermedad terrible y temible, no conseguimos entender por qué estamos mal, tenemos un sentimiento de tristeza, de frustración, de opresión, y no sabemos por qué". El mensaje llega al público porque es un trastorno que se caracteriza por su universalidad. "Puede afectar a todo el mundo: ricos, pobres, mujeres, hombres, jóvenes, ancianos... pero tiene sus raíces en la sociedad, en un sentimiento de desvinculación, de falta de conexión con la realidad. Por eso es una enfermedad terrible y que pasa con dificultad".
Rodaje 'El primer día de mi vida'
Rodaje 'El primer día de mi vida'
Para Genovese, arrojar luz sobre las personas que sufren, sobre aquellas que quieren acabar con su vida, es una manera de ayudar a los que lo necesitan. El suicidio siempre ha estado tapado bajo un velo de desprecio, concebido socialmente como un acto que denota falta de fortaleza. Según el director, se resume en "una especie de vergüenza el decir 'no lo he logrado, he dejado de luchar". Es por eso que espera que esta película le dé fuerza y ayude a abrirse a quienes lo necesiten. "A lo largo de los años, a lo largo de todos los temas que he tratado, he tratado la enfermedad, la traición... y al final, de cada película, si yo preguntara al público, después de cada película, '¿alguno de vosotros está enfermo de cáncer?'. A lo mejor, alguno compartiría su historia. O, ¿alguno de vosotros ha sido traicionado? Desde luego alguno levantaría la mano. ¿Alguien entre vosotros está mal por amor? Alguno levantaría la mano. Estoy seguro de que si al final de esta película preguntara '¿alguien ha pensado en suicidarse?' nadie levantaría la mano. Seguro que sí lo ha pensado, pero como es un tema tabú nadie tendría valor de hacerlo. Sentimos vergüenza para sacarlo y compartirlo".
Otro de los asuntos a los que alude es al suicidio entre adolescentes. En España, es un problema que no deja de crecer, y que tiene sus bases en la falta de recursos, la cultura a la imagen y el acoso, cuestiones que colocan a nuestro país como uno de los países europeos con más problemas de salud mental entre los menores. Paolo Genovese pertenece a la asociación italiana 'Associazione Nazionale contro il Bullismo' (Asociación Nacional contra el Bullying), así que conoce esa realidad de cerca. "Muchísimos adolescentes han intentado el suicidio y si no lo han intentado viven en una situación de infelicidad contra la vida. Aunque me parezca muy fuerte esa historia me parece muy interesante investigar en la infelicidad de los jóvenes, porque es un problema que existe realmente pero a lo mejor fingimos no ver. Cuando se habla de suicidio en lo último que pensamos es en un niño, pero en la realidad no es así".
La solución a estos problemas pasa por compartir. Muchas veces nos sentimos abandonados, y es difícil encontrar apoyos desde sentimientos que nos aíslan, que nos hacen sentir desamparados. Pero es precisamente el estigma lo que nos impide ver más allá, darnos cuenta de que es un sentimiento generalizado y que a menudo tiene raíces socioculturales. "Es un tabú, tanto personal como social o religioso. Y, paradójicamente, la forma de ayudar y prevenir es hablarlo. Consideraba importante hacer sentir a las personas que podemos hablar de este tema y liberarlo". Genovese espera que su película tumbe algunas barreras. "Necesitamos hablar de ello, y por lo tanto quería contar una historia a través de la que entender, cuando llegamos de verdad al fondo y queremos salir de la vida existe una segunda posibilidad, podemos volver a empezar. También cuando todo parece perdido, hay una forma para volver a empezar. Es una película que empieza desde el suicidio, pero es una película que subraya la alegría de vivir".
El autor invita con esta fábula a una reflexión sobre las personas que podrían haber obtenido ayuda y no la tuvieron a su alcance. "Considero que algunos problemas de la vida te llevan a encerrarte, a no enfrentar los problemas, a mantenerlos dentro. Y cuando están dentro se convierten en algo más grave, más negro, más oscuro. El simple hecho de compartirlos con alguien quiere decir sacarlos a la luz y aligerar el alma. Desgraciadamente no es fácil, pero considero que sí, si conseguimos la fuerza de compartir, o si alguien nos saca el problema, desde luego el final podría ser distinto", concluye.
