La ultraderecha se ha venido arriba con la alfombra roja que le ha puesto el PP

Tras un fin de semana de vértigo en Rusia, arrancamos nueva semana, con la situación mucho más calmada pero todavía con muchas incógnitas tras la revuelta frustrada del cabecilla de grupo Wagner. El sábado vivimos horas de auténtica tensión que se abortó al poco tiempo con las tropas de este grupo de mercenarios casi a las puertas de Moscú. De momento, se desconoce el paradero de su cabecilla Yevgueni Prigozhin, y en consecuencia habrá que ver que pasa ahora con el futuro de este grupo de mercenarios, que hace parte del trabajo militar de Rusia en la guerra de Ucrania, pero que es el brazo armado de Moscú en innumerables conflictos en otros países.

Esto en el apartado militar, en el político la gran incógnita es como puede afectar esto a Putin, si es que le afecta en algo. La guerra de Ucrania nunca ha sido como la soñó Putin, pero es que con la rebelión de Wagner ha pasado algo insólito, ha pasado de defenderse de posibles ataques ucranianos a defenderse de alguien que, hasta hace nada, era de los suyos. Gestionar la guerra en estas condiciones, sus fracasos militares, le pueden complicar la vida al presidente ruso, pero esto solo lo sabremos con el paso de los días.

En España

Y aquí siguen siendo días de negociaciones entre el PP y Vox, mientras avanza la pre-campaña. Hoy se constituyen les Corts Valencianes, con Santiago Abascal como espectador, y sin que conozcamos todavía quién va a presidirlas. Vox anunció una sorpresa, o sea que prepárense porque todo es posible, y es que la ultraderecha se ha venido arriba con la alfombra roja que le ha puesto el Partido Popular y tiene un único objetivo, entrar en todos los gobiernos. Hoy también se pone en marcha, en Baleares, el proceso de investidura con los contactos entre el presidente de Parlament, de Vox también, y el resto de fuerzas políticas.

Así que empezamos una nueva semana, con la cuenta atrás para las elecciones, y viendo cómo los acuerdos entre la derecha y la ultraderecha se van fraguando, se van cerrando y tienen ya sus consecuencias en las políticas que afectan a la vida de la gente. Feijóo insiste en desvincular estos pactos de su hoja de ruta hacia la Moncloa, pero cada vez se le hace más difícil disimular. Veremos qué pasa, incluso, en Extremadura.