Apocalipsis cotidiano
Uno ve las imágenes de Estados Unidos y piensa lo cerca de ellas que está el apocalipsis cotidiano
Madrid
No hay fronteras. España, como otros muchos países, está dispuesta a mandar su Unidad Militar de Emergencia para ayudar a apagar los incendios forestales que asolan Canadá. Mientras tanto, como consecuencia de ellos, el cielo de Nueva York y de otras ciudades estadounidenses asemejan el color al de Blade Runner, la película de ficción científica rodada hace 40 años, aunque en ella siempre llueve. En materia de fuegos no hay fronteras. Los que estamos viendo son incendios de sexta generación llamados incendios atómicos. Son más destructivos que los que hemos conocido hasta hace poco tiempo y son capaces de liberar energía equivalente a varias veces la de la bomba atómica de Hiroshima, regresando en forma de auténticas tormentas de fuego. Poco se puede hacer en ellos, haya número de bomberos, militares y voluntarios que haya y de helicópteros y aviones. El agua que derraman se evapora antes de llegar al suelo. Mejor no estar cerca. Son prácticamente incontrolables. Además de la acción del hombre. Hay que contar con la emergencia climática. El calentamiento global reduce la humanidad de la vegetación y la pone a disposición de arder con mucha facilidad. Uno ve las imágenes de Estados Unidos y piensa lo cerca de ellas que está el apocalipsis cotidiano.
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Joaquín Estefanía
Es periodista, exdirector del periódico 'EL PAÍS' donde sigue firmando columnas. También colabora en...