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La injusticia de la Cañada Real llega al Festival de Cannes de la mano del cortometraje 'Aunque es de noche'

La situación de uno de los mayores asentamientos chabolistas de Europa está presente en el Festival de Cannes gracias al cortometraje del realizador Guillermo García López, que aspira a la Palma de Oro

Fotograma de 'Aunque es de noche'

Fotograma de 'Aunque es de noche'

Cannes

Poco se ha hablado de pobreza durante la campaña electoral. Supongo que a unos no les interesa mostrar las miserias de un país, porque quizá sus políticas no han sido suficientes para paliarla. A otros los selfies delante de las chabolas ya no les da me gusta y a otros simplemente no les interesa, prefieren acercarse a fondos buitres. Mientras es el cine español el que muestra nuestras miserias y lo hace nada menos que en el Festival de Cannes.

La Cañada Real, situada a escasos kilómetros del centro de Madrid, es uno de los mayores asentamientos chabolistas de Europa, un lugar abandonado por el ayuntamiento de la capital, por el gobierno regional y por el gobierno del país. Se ha fijado en lo que allí ocurre y en cómo viven sus habitantes, ciudadanos que deberían tener los mismos derechos que sus vecinos, el director Guillermo García López, que aspira a una Palma de Oro gracias a su cortometraje Aunque es de noche, que acaba de presenta en la sección oficial de Cannes.

"Conocí el lugar hace ya bastantes años, cuando rodaba el documental Frágil equilibro. Desde el primer momento me conmovió, sobre todo por la distancia que hay entre las imágenes que había visto de este lugar y lo que yo vi allí cuando fui", explica el director en una entrevista en la Cadena SER, que podría sumarse a la corta pero importante lista de españoles que han ganado la Palma de Oro: Buñuel en el largometraje, con Viridiana, y Juanjo Jiménez con su corto Timecode.

"Quería implicarme en ese lugar y lo hice a través de lo que sé hacer, que es el cine. Siempre quise hacer una película y también supe que me iba a llevar mucho tiempo, porque es un lugar en el que, para ir entrando, necesitas tiempo. Primero para conocer a fondo el lugar y, sobre todo, para poder sacar una cámara, eso también me llevó tiempo", reconoce. Por eso decidió realizar talleres con niños, adolescentes y conocer a sus familias. "La película nade de una emoción, de una imagen, que es la imagen de un niño que ve cómo su infancia se escapa volando en la noche".

La película cuenta una pequeña historia de amistad en un entorno difícil, donde los protagonistas sufren los cortes de suministro de luz que la Cañada Real viene viviendo desde 2020 o la falta de esperanza y futuro para esos dos amigos a los que la cámara sigue en el filme. "Con el teléfono móvil grabamos mucho, porque es un trabajo que yo iba haciendo con los actores, con Toni y con Naser. Nos pasábamos días y días juntos, e íbamos haciendo la peli".

"Yo sabía que tenía que ser una película centrada en los sentimientos, en hablar de eso que nos hace humanos y lo que acerca a la gente que vive allí, con la gente que fuera de la Cañada están viendo imágenes en las noticias de lo que ocurre dentro. A mí me sorprendió mucho esa dualidad. Cómo las imágenes que ven sobre ellos mismos en la televisión, en los medios, que muchas veces no son exactamente la realidad, acaban creyéndolas y acaban hasta representando una forma de ser basada en esas imágenes". El cine tiene la capacidad de modelar las vidas, de creernos el relato que cuentan de nosotros, pero el cine, como dice Ken Loach, Moretti o Kaurismaki, directores que en este festival han demostrado el poder del cine y de la imagen para cambiar la realidad política y social de este mundo desigual y en guerra, el cine puede también cambiarlo todo.

La solución de este joven cineasta español fue la de hacer que ellos mismos rodaran la película y trabajaran sobre las imágenes. Por eso, se incluyen imágenes que los protagonistas filman con su teléfono móvil en un interesante diálogo con las imágenes que sigue el equipo de la película. Así texturas, miradas, puntos de vista se mezclan en esta historia humanista que evita mirar a los chicos con condescendencia o con miserabilismo. Para ello, el director hizo un proceso de trabajo para encontrar el registro interpretativo. "Hay chavales que no saben ni leer", nos decía. La idea era hacer juntos un filme para que representara a las personal tal como o son.

"No busco la división entre registros. El proceso ha sido completamente de ficción, pero sí ha habido un trabajo de conocer a todas estas personas y, con toda la información y con todo lo que he ido sintiendo allí, construir un guion completamente de ficción, pero que podría pasar perfectamente. Son cosas que han pasado de una manera parecida o que podrían pasar. Y también creo que la propia aportación de ellos es lo que le da la verosimilitud de esta historia que está escrita".

"La situación no ha cambiado, no ha mejorado, aunque ya no esté en los medios de comunicación muy presente", explica el director sobre la ausencia del tema de la Cañada Real en campaña electoral. "De hecho yo creo que empeorado porque simplemente llevan más tiempo y la verdad es que es bastante terrible y pues imagínate si estamos haciendo esta película allí y además pues bueno, digamos que todo este todo este tema de la luz, que además es muy cinematográfico, al final no, porque está muy patente en todas las imágenes, porque son oscuras, es de noche, está ahí, es como la idea era un poco mostrar lo que a lo mejor no se comprende en una frase vivimos sin luz, esto es lo que está sucediendo, esto es como cómo se vive esto? ¿Así es cómo se vive esto, no?"

Decía Edward Said que Occidente había contado a Oriente según su prisma orientalista. El director evita cualquier mirada ajena. "Es un tema de acceso, claramente", dice sobre las pocas oportunidades a que cineastas nacidos en la Cañada Real puedan contar sus historias. "Es un problema de acceso, no de talento, muchos chavales que podían ser cineastas y contar ese lugar, que es un poco también la idea de los talleres que hicimos", dice el director. Pero la realidad del día a día no permite que muchas veces puedan acceder a estudios superiores. "Lamentablemente hay un sesgo y los cineastas venimos desde un lugar ya de alguna forma u otra privilegiado, algunos mucho más que otros".

"Desde el principio me di cuenta y es una todo el rato, una constante negociación interna con mi otredad y saber que eres el otro y que no pasa nada, porque ese límite se puede acortar mucho. También depende de cómo trabajes o cómo te relaciones tú y, sobre todo, cuánto tiempo y energía inviertas en acercarte. Porque es verdad que ,en el cine, los modelos de producción no permiten dedicar mucho tiempo a ese proceso de acercamiento. "No hay contemplado una partida presupuestaria para un trabajo en un entorno así que requiere mucho más tiempo".

Guillermo García López saldrá de este Festival de Cannes con otro compromiso, el de desarrollar el largometraje centrado también en el sector seis, el más complicado de todo el lugar. "Espero que Cannes sea un impulso", dice el prometedor director que espera que los espectadores se emocionen y conecten con la realidad de los demás.

Pepa Blanes

Pepa Blanes

Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...

 
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