El tiempo y la perspectiva pondrán a cada uno en su sitio

Madrid

Aquella frase tan utilizada de que los árboles a veces no permiten ver el bosque es una advertencia de lo importante que resulta la perspectiva para analizar cualquier asunto, el que sea. Y creo que se puede aplicar perfectamente al aquelarre que se ha montado sobre la presencia de ex-terroristas de ETA en las candidaturas de Bildu. Yo no voy a extenderme más porque creo que ya se ha dicho todo y está bastante claro. Hubo una maniobra indecente y dolorosa, no sé si calculada o fruto de un error por parte de Bildu -que después ha corregido a medias- y un aprovechamiento mas indecente aún por parte de la derecha y la ultraderecha para desgastar al Gobierno, a propósito del apoyo parlamentario que ha recibido en algunos temas de la izquierda abertzale.

La dirección del PP creo que se ha dado cuenta del exceso y trata de plegar velas. Pero Ayuso sigue a toda mecha, soltando animaladas, como que ETA está viva, poniendo de los nervios a los propios familiares de las víctimas. Ese es el resumen. No pienso añadir mucho más. Los árboles y el bosque, el tiempo y la perspectiva, espero que pongan a cada uno en su sitio. Pero, casualidades de la vida, mañana, muy cerca de Ureña, se presenta el libro de alguien que, a través de su cámara, trabajó en primera línea, cuando ETA sí que estaba viva. Por eso si voy pasando las páginas de ese libro veo el cuartel de la Guardia Civil de Eibar, julio del 87, tras la explosión de un coche bomba; cargas de la policía contra manifestantes a mediados de los años 70; el párroco de Lasarte pidiendo al teniente coronel de la Guardia Civil, Rodríguez Galindo, que aleje a los agentes de las inmediaciones de la iglesia donde iba a celebrarse un funeral de un miembro de ETA; veo al empresario José María Guisasola escoltado por la policía autonómica porque ha recibido amenazas de ETA; una viuda besando el féretro de su marido guardia civil; o los minutos después de la explosión de un coche bomba en Zorrotza.