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Ser pastor y viajar en metro hasta tu rebaño: así es el pastoreo en la Casa de Campo

Hay más de 400 ovejas de la variedad rubia del Molar, autóctona de la sierra de Madrid, una especie casi en peligro de extinción. Están a menos de 10 minutos andando del Parque de Atracciones. Los pastores podrían haber dormido esta noche en Malasaña y llegar hasta aquí en metro a primera hora de la mañana. Existe una normativa municipal que permite a este rebaño pastar en esta zona de la Casa de Campo, y en la Cooperativa Los Apisquillos han decidido usarla. Además de tener buen pasto, explican, pretenden que se hable de lo que ya casi nadie habla en la ciudad: la situación real del medio rural

Ser pastor y viajar en metro hasta tu rebaño: así es el pastoreo en la Casa de Campo

Ser pastor y viajar en metro hasta tu rebaño: así es el pastoreo en la Casa de Campo

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Madrid

"La gente está en otra película, a la hora de la verdad todos se lamentan mucho cuando hay un incendio, pero nadie habla de la situación real del entorno rural. Esto es una oportunidad de traer un trozo de campo a la ciudad y abrir un debate que es muy necesario", nos explica Álvaro Martín, de 49 años, mientras pasea su rebaño por la Casa de Campo. Forma parte de la Cooperativa Los Apisquillos, establecida en la Puebla de la Sierra (Madrid), que paga entre 2.000 y 3.000 euros al año al Ayuntamiento de la capital para poder traer a sus ovejas a pastar en esta zona durante los meses de invierno.

La posibilidad de traer rebaños a esta zona de Madrid siempre estuvo ahí, hay una normativa municipal que lo permite, pero durante muchos años se ignoró para responder a las protestas de algunos vecinos a los que no les gustaba la presencia de las ovejas. Manuela Carmena la recuperó y desde entonces han vuelto a pastar aquí porque "para los animales es buen sitio, siempre que llueva, este año está siendo criminal"; también lo es para la Casa de Campo ("producimos carne y leche de calidad excepcional con una hierba que si no es un recurso se convierte en un problema cuando se seca por el riesgo de incendio, y además las ovejas trasportan semillas y ayudan a fertilizar el suelo") y lo puede ser para los urbanitas ("Estar en Madrid da lugar a que se hable más del choque cultural que existe entre lo urbano y lo rural").

Alvaro Martín, pastor de la cooperativa Los Apisquillos

Alvaro Martín, pastor de la cooperativa Los Apisquillos / @Earth.to.Astro

Alvaro Martín, pastor de la cooperativa Los Apisquillos

Alvaro Martín, pastor de la cooperativa Los Apisquillos / @Earth.to.Astro

Ese choque se nota en el día a día. La convivencia con los corredores, las familias que pasean con niños, con los vecinos de la ciudad que vienen aquí a pasear a sus perros no siempre es sencilla. "Los más agradecidos son los niños, que les encanta ver por aquí a las ovejas, y los jubilados, que saben lo que suponen y las echan de menos". Pero no todos son amigos. "Aquí pasa de todo: nos han intentado robar los mastines, hay gente que dice que esto apesta y llegó a poner una queja", lamenta Julia, otras de las pastoras de Los Apisquillos. "Un grupo de defensa de los animales nos llegó a poner una denuncia porque los perros dormían al raso, cuando eso es lo normal entre perros que han nacido ya en un rebaño".

En medio de la conversación Álvaro tiene que llamar la atención al dueño de un perro que se ha metido en medio de su rebaño y está asustando a las ovejas. Lamenta que no se den cuenta de que ellos están allí haciendo un trabajo, pero lamenta más aún que en ocasiones los problemas no son con los perros sino con sus dueños. "Una cosa es que te saluden y te pidan permiso para una foto, y otra que se metan en medio, te las muevan, saquen su móvil…. Dejadlas vivir, por favor, ahí te das cuenta del abismo que hay entre un mundo y otro".

El perro Odín vigila el rebaño en la Casa de Campo

El perro Odín vigila el rebaño en la Casa de Campo / Begoña Solís

El perro Odín vigila el rebaño en la Casa de Campo

El perro Odín vigila el rebaño en la Casa de Campo / Begoña Solís

Con la llegada del calor Álvaro, Julia y sus 400 ovejas vuelven a la sierra, haciendo la trashumancia como se hacía toda la vida. Allí los problemas que enfrentan son otros. "En el pueblo en verano el lobo nos mató 25 ovejas. Si queremos que haya una convivencia tiene que ser algo real, no algo diseñado por alguien en un despacho que piensa que por darnos 80 euros por cada cordero muerto, nos vamos a quedar contentos", se lamenta Julia. El abandono del medio rural es el otro gran asunto que surgen en la conversación: "Tenemos el territorio abandonado, que luego se quema en verano y a todo el mundo se le cae la lagrimita, pero en Navidad comemos miles de corderos de Grecia, Italia, Nueva Zelanda… pero nuestros pueblos están abandonados". Ávaro comenta con tristeza que muchos prefieren tener un bosque precioso, "de documental de televisión", en lugar de un entorno rural con cultura donde viva gente.

Álvaro es Ingeniero Agrónomo, cuando acabó la carrera se hizo pastor porque le gustaba. Julia estudió Filosofía, estuvo un tiempo trabajando con ONGs en Colombia y también se lanzó a la aventura de la cooperativa porque le gusta la vida en el campo, pero el futuro no está claro. Álvaro lamenta que se está muriendo la última generación que tenía mucha experiencia en el pastoreo y en la gestión del medio rural pero aún así, es optimista: "Hay jóvenes que tienen interés, aunque instalarte y vivir de esto es lo complicado por todo lo que te cuento, pero yo espero que haya gente que retome".

Julia, pastora de la Cooperativa Los Apisquillos, con un grupo de chavales

Julia, pastora de la Cooperativa Los Apisquillos, con un grupo de chavales / @Earth.to.Astro

Julia, pastora de la Cooperativa Los Apisquillos, con un grupo de chavales

Julia, pastora de la Cooperativa Los Apisquillos, con un grupo de chavales / @Earth.to.Astro

Julia explica que siempre hay gente que les ayuda, pero de forma temporal: “Hace poco vino una chica de Alemania que quería aprender y estuvo tres semanas conmigo, otro chaval estuvo hasta la paridera y la trashumancia, y otras veces cogemos alumnos en prácticas de la escuela de pastores”. Esa escuela que menciona es una iniciativa de la organización Campo Adentro, que nació basada en “la presunción de que el medio rural ofrece un espacio físico y cultural para la generación de diversas formas de vida que difieren del modelo hegemónico”. El año pasado tuvieron más de 40 alumnos para un proyecto que incluye asignaturas relacionadas con el pastoreo impartidas por técnicos expertos en materias como Veterinaria básica, Elaboración de quesos, Contabilidad de la Explotación Agraria o Técnicas de Comercialización, y para el que no hace falta tener conocimientos previos ni una formación académica concreta.

Desde Campo Adentro también organizan visitas para niños en colaboración con el Museo Reina Sofía. Explican a los niños cómo es la vida de pastor, cómo se reconocen las ovejas y los corderos por la forma de balar, cómo se entrenan los perros… Puede que de esos encuentros salga también algún futuro pastor o pastora, pero más allá de eso, por lo menos durante un día salen incluso más contentos que si lo hubieran pasado en el Parque de Atracciones, que incluso se puede ver al fondo desde aquí, mientras sus sonidos se mezclan con los balidos de las ovejas.

Rafa Panadero

Rafa Panadero

Ha desarrollado casi toda su carrera profesional en la Cadena SER, a la que se incorporó en 2002 tras...

 
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