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Claves de las elecciones en Turquía: ¿el fin de la era Erdogan tras 20 años en el poder?

Por primera vez desde que llegó al poder en 2003, el presidente turco puede salir derrotado en las elecciones. La inflación del 50%, su papel clave internacional o los refugiados sirios que la UE rechazó son algunos de los temas que decantarán los comicios

Una mujer retira parcialmente un cartel electoral de Erdogan en Estambul / TOLGA BOZOGLU (EFE)

Una mujer retira parcialmente un cartel electoral de Erdogan en Estambul

Alrededor de 60 millones de turcos están llamados a las urnas este 14 de mayo. No se trata de unos comicios más, ya que, por primera vez en dos décadas, el presidente del país, Recep Tayyip Erdogan, puede salir derrotado. Así lo indican las encuestas. Sin embargo, es imprevisible cómo será su reacción si finalmente el principal candidato de la oposición, Kemal Kiliçdaroglu, le supera en votos, ya que no sería el primer presidente que se niegue a aceptar una derrota electoral. Bolsonaro en Brasil y Trump en Estados Unidos son los últimos ejemplos.

La principal diferencia entre Erdogan y los dos líderes americanos mencionados es que el turco lleva desde 2003 en el poder. En estos 20 años ha transformado el país en una autocracia donde él concentra el poder mientras las libertades individuales disminuyen de forma drástica. Pese a llegar al poder con una agenda moderada de centro-derecha, reforma a reforma ha ido suprimiendo la separación de poderes hasta convertir a Turquía en una república presidencialista donde no hay contrapesos. El poder judicial, los medios de comunicación y el Parlamento están controlados por su partido, Justicia y Desarrollo (AKP).

Judith Arnal, investigadora del Real Instituto Elcano, considera que son "las elecciones internacionales más importantes del año", por diversos motivos: "Tanto por la significación del país desde el punto de vista económico, financiero y geopolítico, como por la posibilidad de que Erdogan pierda el poder tras 20 años".

Pese a que diversas ONG han denunciado violaciones constantes de derechos humanos y detenciones ilegales de periodistas y líderes civiles —especialmente kurdos—, hay ciertas esperanzas puestas en estos comicios. Kiliçdaroglu, el candidato de la oposición, ha logrado agrupar a seis partidos de ideología diversa, que va desde la socialdemocracia hasta la derecha nacionalista, con un objetivo claro: derrocar a Erdogan.

Han pactado un programa previo que pretende devolver el poder al Parlamento y en 2019 lograron las alcaldías de Estambul y Ankara, por lo que la coalición ha ido ganando protagonismo. Incluso hasta el partido comunista y las agrupaciones más izquierdistas, que habitualmente abogan por la abstención, han pedido el voto para la coalición.

El candidato Kemal Kilicdaroglu durante un mitin en Estambul

El candidato Kemal Kilicdaroglu durante un mitin en Estambul / SEDAT SUNA

El candidato Kemal Kilicdaroglu durante un mitin en Estambul

El candidato Kemal Kilicdaroglu durante un mitin en Estambul / SEDAT SUNA

Para el todavía presidente turco, Kiliçdaroglu es un "borracho y alcohólico", así como un "terrorista incrédulo" que está vinculado a los kurdos y la comunidad LGTBI, colectivos constantemente atacados por Erdogan. Por ello, dejó claro este viernes que no caerá "en ninguna trampa" y hará todo lo necesario para "proteger a la nación". En este sentido, cabe recordar que las elecciones se irán a segunda vuelta si ninguno de los candidatos alcanza al menos el 50% de los votos.

La inflación del 50,5%, la devaluación de la lira turca y la baja tasa de empleo

Ante este escenario político, la una de las principales claves es económica. Turquía, que es la 19ª mayor economía del mundo, registró en octubre de 2022 una inflación del 85,5%, que se redujo al 50,5% en el último dato de marzo. Por su parte, la lira turca ha perdido el 64% de su valor en los últimos tres años, en parte debido a una política económica basada en los bajos tipos de interés, apodada como "Nuevo Modelo Económico" por Erdogan.

Mohammed Elmi, gestor de fondos de deuda emergente en Federated Hermes, explica cómo ha llegado hasta esta situación: "Turquía es un país del núcleo de los mercados emergentes con una economía de 900.000 millones de dólares, es de vital importancia tanto desde el punto de vista geopolítico como económico. En los últimos años, Erdogan se ha vuelto cada vez más impredecible en materia de asuntos exteriores. Esto ha dado lugar a notables retrocesos que contradicen la insistencia histórica del país en servir de equilibrio entre Oriente y Occidente".

En este sentido, existe otro dato demoledor para la economía turca: es el país de la OCDE con la tasa de empleo más baja, apenas un 53,9% de la población trabajando, lejos de la media del organismo, que se sitúa en el 69,6%. "Estas bajas tasas de empleo se explican, en gran parte, por la reducida participación de la mujer turca en el mercado de trabajo", explica Judith Arnal.

En el lado contrario, a Erdogan le avala un notable crecimiento de la economía turca. En 2020, en plena pandemia, presentó una tasa de crecimiento del 2%, el año siguiente, 2021, creció un 11% y en 2022 lo hizo un 5%. La previsión es que este avance se vaya ralentizando hasta superar ligeramente el 3% en 2024. Este es el argumento con el que defienden su modelo económico Erdogan y su electorado, todavía muy numeroso, aunque lejos del apoyo masivo con el que llegó al poder.

"Turquía actúa como el intermediario indispensable para que Rusia pueda evitar las sanciones de Occidente"

La UE sigue de cerca los resultados por su gran influencia internacional

El papel internacional de Turquía es clave y ha tomado una mayor importancia desde la invasión rusa de Ucrania. Pese a que la UE ha congelado las intenciones turcas de anexión, Ankara sí forma parte de la OTAN y, al mismo tiempo, mantiene una relación especial con la Rusia de Putin.

Mientras insiste en tener un papel mediador en el conflicto, funciona como un estado satélite de Moscú para que pueda esquivar sanciones occidentales: "No ha aplicado ninguna sanción y su comercio con Rusia se ha multiplicado. Le proporciona los bienes tecnológicos y de consumo que Occidente le ha vetado. Actúa como el intermediario indispensable", recuerda para la SER Vladimir Milov, exviceministro de energía del Gobierno de Rusia.

Así, desde la Unión Europea, varios europarlamentarios han señalado a Reuters que, a pesar de que no se posicionan en favor de ningún candidato, piden unas elecciones "transparentes". Pero el antiguo embajador de Bruselas en Turquía, Marc Pierini, apunta que si se mantiene el status quo de Erdogan, mantendrá su postura internacional actual: "Cinco años más de Erdogan son cinco años más de Turquía siendo un punto débil de la OTAN y un punto fuerte de Rusia".

Castilla-La Mancha, a la espera de más refugiados de Siria y Turquía

11:00

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Kiliçdaroglu ha hecho guiños a Ucrania en detrimento de Rusia: "Sabemos que Ucrania ha sido invadida injustamente, por lo tanto, los apoyamos en ese sentido. Proporcionaríamos todo tipo de apoyo político que se necesite". Sobre la relación con Moscú, considera que "actualmente, la política exterior que sigue ` no favorece a Turquía".

Los refugiados sirios que Europa no asumió, clave en la campaña

Otro de los aspectos que han centrado la campaña electoral ha sido la situación de los refugiados sirios. Cuando se desató la guerra en Siria, las fronteras de Europa se llenaron de familias solicitando asilo y dejando impactantes imágenes como las de la playa de Lesbos, Grecia. La UE decidió entonces atajar la crisis a golpe de talonario y firmó en 2016 un acuerdo con Turquía por el que, a cambio de 6.000 millones, el país de Erdogan se hacía cargo de los refugiados que atravesaban sus fronteras, evitando su avance por el Mar Egeo hasta Grecia.

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Esta decisión fortaleció a un Erdogan criticado entonces internamente, pero ahora los refugiados se han convertido en una diana electoral. "A nuestros hermanos sirios les quiero decir que, como máximo en el plazo de dos años, los enviaremos de vuelta a su país", apuntó Kiliçdaroglu en un mitin.

Por su parte, Erdogan, pese a que les ha llegado a culpar de los altos precios de las viviendas o los alimentos, dio un giro hace apenas unos días y negó que vaya a expulsarles: "Vamos a proteger a estos hermanos, que han huido de la guerra. Pueden irse si quieren, pero no vamos nunca a perseguirlos. No los vamos a dejar en manos de asesinos", señaló el presidente, quizás con el objetivo de ganar adeptos entre los sirios.

En total, se calcula que hay cerca de cuatro millones de refugiados, en su mayoría sirios, viviendo en Turquía, mientras que la población total ronda los 85 millones.

Así, una posible ironía del destino puede suceder este domingo. Erdogan era alcalde de Estambul cuando un gran terremoto azotó al país en 1999 y dejó 17.000 muertos. Fue entonces cuando, gracias a sus críticas al Gobierno, disparó su fama y logró el ascenso al poder. Ahora, 24 años después de aquello, un terremoto puede decantar la balanza para su adiós. La mala gestión del seísmo ocurrido en febrero de este año, donde han muerto más de 50.000 personas, ha dinamitado su ya debilitada fama y puede ser decisivo para estos igualados comicios.

La ayuda humanitaria vuelve a Turquía tras un mes del terremoto

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06:09

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Carlos de Barrón

Carlos de Barrón

Escribo sobre actualidad en Cadena Ser.com, con especial interés en la información internacional. Empecé...

 
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