Prohibir el paso, ministro
"Qué haces en el preciso instante que alguien te dice «Lo siento, tú no pasas», es lo único importante. Tú actitud te hace grande o pequeño"
Galicia
A todos nos han impedido el paso en algún momento de nuestra vida a algún sitio en el que nos apetecía mucho estar. El ejemplo del ministro Bolaños apenas representa otra anécdota en el desierto. Es una humillación irrelevante. Qué haces en el preciso instante que alguien te dice «Lo siento, tú no pasas», es lo único importante. Tú actitud te hace grande o pequeño. En estos casos, siempre me acuerdo del día que al pintor gallego José Otero, conocido como Laxeiro, le impidieron el paso a la fiesta que el Ayuntamiento de Lalín organizó en 1984 con motivo de la visita de Raúl Alfonsín. Años antes, el alcalde, José Cuíña, había declarado al pintor hijo predilecto de la localidad. Lamentablemente, nadie se acordó de invitarlo a la fiesta privada que se organizó para agasajar al presidente argentino, que había acudido a la comarca para reencontrarse con sus antepasados. Se necesitaba acreditación, y cuando Laxeiro intentó acceder, simplemente le impidieron el paso. Pero justo en ese momento, desde la puerta, el artista pudo distinguir a lo lejos al alcalde, y le gritó: «¡Pepe! ¡¿Qué pasa, soy hijo predilecto o soy hijo de puta!?» Y lo dejaron pasar.