Por debajo transcurre la vida

Madrid

He estado escuchando la entrevista, la interesantísima entrevista a Ayuso esta mañana. Por eso decidí esta noche a hablar de del asunto, porque vi las imágenes que no había visto todavía. Y yo me he sentido muy identificado con Bolaños, con la cara de Félix Bolaños, porque recuerdo que cuando llegué a Madrid no me dejaban entrar en ningún sitio. Luego ya se fastidió todo y empecé a entrar, pero sitios en los que supuestamente estaba acreditado, el Congreso de los Diputados, un congreso de un partido político. No había manera de entrar. Primero porque nadie apunta bien mi apellido y se montaba el Belén allí en la puerta. Y segundo, porque en Madrid entrar sin hacer cola siempre es muy sospechoso. Yo soy de esos que piensan, como un amigo mío, que la verdadera revolución del ser humano es que repentinamente se niegue a hacer cola. Y no creo, por tanto, que Bolaños haya ido a reventar nada porque tenía la cara que se nos pone a la gente de fuera de Madrid cuando nos dejan en la puerta. La diferencia es que él es de Madrid, con lo cual el avasallamiento es doble. Y esa cara, la cara de Bolaños, es una cara de no sé lo que está pasando, pero tengo a alguien cerca que está sacando las castañas del fuego por mí. Es un poco la cara del PSOE cuando las cosas se ponen broncas: se da la vuelta y hace que no entra, pero en realidad ya está dentro y se acaba montando un jaleo nacional por cosas de escenarios de Madrid, mientras detrás y debajo sigue transcurriendo la vida.