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François Ozon: "El crimen me parece terapéutico. A la gente que no puedo matar en la vida real, la mato en las películas"

El director francés estrena 'Mi crimen', una comedia negra sobre el Me Too con la actuación estelar de Isabelle Huppert

Fotograma de Mi crimen, de François Ozon / carole bethuel

Fotograma de Mi crimen, de François Ozon

Barcelona

Si hay algo que se le da bien al francés, François Ozon es la comedia retorcida. Lo demostró con Ocho mujeres o con La Casa, Concha de Oro en San Sebastián, y vuelve a pasárselo bien en Mi crimen, un pequeño disfrute en el que el director se permite jugar, probar y reírse de la industria de cine francesa con una de las actrices más serias del cine galo, Isabelle Huppert. "El crimen me parece terapéutico, a la gente que no puedo matar en la vida real, la mato en mis películas", explica el director, en una entrevista en la Cadena SER, que ha incluido el crimen en muchas de las historias que ha dirigido. "En los dos cortos que hice en superocho con mi hermano trataba de matar a toda la familia y les pedía a mis padres que actuaran haciendo de ellos mismos. Me dijeron que sí, que preferían que les mataran en una película y no en la vida real".

Mi crimen es una adaptación teatral, de nuevo como La casa que llevaba a la gran pantalla un texto de Mayorga. "Me encontré por casualidad con esta obra de teatro de los años 30, algo olvidada, y decidí adaptarla porque buscaba una comedia, pero también porque me permitía ahondar en el tema de lo femenino y lo feminista", aclara Ozon. Se trata de la obra de Georges Berr y Louis Verneu, pero introduce algunos matices que acercan la historia al momento actual. Por ejemplo, la protagonista no es una escritora, sino una actriz joven y sin talento, el nuevo descubrimiento del cine francés Nadia Tereszkiewicz. "Es una mujer joven que miente como todos los actores, es una mala actriz que se convierte, gracias a la mentira, en una actriz muy popular. Y esto es lo que tiene de amoral esta historia".

La película arranca con un plano de una piscina, que recuerda a Swimming pool, fantástica película del director. Después vemos a una joven correr por medio París, al borde de las lágrimas hasta que llega a su enano apartamento que comparte con una amiga. La joven es una actriz a la que un productor ha intentado violar y ella ha escapado, por lo que se quedará sin el papel. El productor acaba asesinado y ella es la principal sospechosa. Estamos en 1935 y las mujeres a penas tienen credibilidad. En el juicio, ella se inventa que es culpable y realiza una de las mejores actuaciones de su carrera. Eso la salva y la convierte en toda una estrella y tendrá que luchar por que nadie se entere de tal enredo.

Asegura Ozon que no tienen nada en contra de los productores, que él mismo es productor de sus propias películas, pero sí le interesaba hablar de la condición femenina y los peligros a los que se enfrentan. "El Me too ha sido movimiento muy importante en el cine francés y en el cine mundial. Una toma de conciencia que ha permitido dar la palabra tanto a mujeres como como a hombres", señala. "Para mí era muy importante que en esta película se mostrara la cruda verdad en cuanto al acoso que a sufre, porque en el acoso ella nunca miente, sólo miente en el crimen que no ha cometido", insiste el director.

La escena del juicio evita copiar ese estilo del cine americano a la hora de abordar los juicios. "Tenemos muchas películas de juicios, es cierto, en el inconsciente, pero también hay muchas películas francesas donde se muestran juicios. Tenía en mente una película que es La verité", cuenta Ozon. "Es verdad que estamos tan impregnados de estas escenas del cine americano que yo me había imaginado a un juez con el martillo pidiendo silencio. Pero nuestro asistente judicial nos dijo que eso no existe en Francia, solo en Estados Unidos".

La película da un giro cuando aparece una veterana actriz para chantajear a la joven promesa. El enredo empieza ahí a acrecentarse. Ella es Isabelle Huppert. "Isabelle es una mujer muy inteligente que no tiene nada que demostrar, yo le propuse una comedia hace 20 años y me dice ahora qué sólo le propongo comedias, que quiere hacer un drama".

Un personaje que significa esos tiempos de cambio que vivió el cine en los años 30, cuando el sonido llegó a las películas. Algo que hemos visto en títulos como El crepúsculo de los dioses, en Babylon o en Cantando bajo la lluvia. "Nos inspiramos en Sarah Bernhardt, una actriz de teatro que hizo solo cine mudo. Ha sido curioso pedirle a Isabelle, una de las mejores actrices que tenemos en Francia, que aceptara precisamente este papel de actriz venida a menos", dice sobre la intérprete con la que ya ha trabajado en varias ocasiones.

"Cuando leyó el guion, me dijo Isabelle Huppert que su aparición en la película ocurría demasiado tarde y que quizá el personaje podría aparecer antes. Yo le dije que estuviera tranquila, que no se preocupara, porque en cuanto apareciera se iba a notar". Y vaya que si se nota. La Huppert se ríe de sí misma interpretando a una actriz decadente. Fue una superestrella en el cine mudo, pero ya se han olvidado de aquello. Ahora a penas consigue trabajo.

"La situación en Francia, al contrario que en Italia o España, es muy distinta. La gente volvió al cine en Francia con Avatar y esta película, sorprendentemente, ha funcionado muy bien, con un millón en taquilla. Hemos constatado que la gente, sobre todo la gente más mayor, ha vuelto a los cines después de quedarse tanto tiempo encerrados en casa. Creo que están un poco cansados de tanta plataforma, tiene ganas de salir y el cine es una posibilidad de salir. Y también otro de los motivos podría ser la voluntad de los poderes públicos, porque en Francia el Estado está detrás del cine", explica Ozon sobre el éxito de público que ha sido Mi crimen en su país, donde lleva algo más de un mes en cines.

Ozon estuvo en San Sebastián con su anterior filme, Peter von Kant, una adaptación de la película de Fassbinder. El director suele estrenar una película al año, algo poco habitual en el cine europeo. "Yo creo mucho en lo que decía Truffaut, que una película siempre tiene que ser en contra de la anterior y, por lo tanto, la próxima película que pienso hacer será una película contemporánea con muy poco diálogo y que pasará en el campo. Pero con mujeres".

Pepa Blanes

Pepa Blanes

Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...

 

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