El «boss» Bruce Springsteen ha cumplido las expectativas y seis años después de su última cita en España, cumplidos ya los 73 años, ha vuelto a conquistar a un público que, por su entrega y aguante durante las casi tres horas de concierto en Barcelona, parecía muy consciente de estar viviendo una noche histórica. Durante estos días en Barcelona, el cantante se ha dejado ver con la familia Obama y con el director Steven Spielberg. Juntos cenaron en un restaurante de la capital catalana y se alojaron en el mismo hotel, pero la sorpresa llegó sobre el escenario del Estadio Olímpico. Michelle Obama, ex primera dama de EEUU, se ha atrevido en los bises a sumarse a los coros y tocar la pandereta en «Glory Days» junto a Capshaw y ante la mirada de un embelesado Barack Obama al que apenas ha podido verse por las medidas de seguridad. Con una visible felicidad, bailando sobre el mismo escenario que el «boss» y con una pandereta en la mano, Michelle ha querido sumarse al show durante una de las canciones más míticas del cantante para celebrar el inicio de su gira por Europa.