Todo son flores en campaña electoral

Madrid

Florecen en estos días primaverales todo tipo de promesas electorales. Políticos de todos los colores se acuerdan de repente de sus votantes y despliegan numerosos recursos para seducirnos. Aunque hayan incumplido lo que anunciaron hace cuatro años hacen como si nada, como si no nos acordáramos y lo mejor es que vemos fenómenos admirables: de repente aparecen todos los pisos de la Sareb que hasta la fecha no sabemos dónde estaban, si debajo de alguna alfombra o qué y nos dicen que van a hacer vivienda social.

Celebremos la buena nueva del mismo modo que debemos celebrar que a partidos con un largo historial de resistencia y oposición al feminismo les haya dado de repente una epifanía igualitaria que ríete tú de las apariciones de la Virgen. Que si eso ha de servir para avanzar en derechos, bienvenidas sean las súbitas conversiones aunque huelan a electoralismo. Otra dinámica curiosa de estos días es ver a algunas destacadas figuras volver a los barrios que les votaron y de los que luego se olvidaron porque la verdad es que lo de los pobres no es muy glamuroso y no permite subir fotos monas de matcha lattes con corazoncitos o bowls de quinoa súper healthies.

También en estos casos, después de apoyar leyes que borran a las mujeres del mapa se llenan la boca de palabrería que en los hechos se ha demostrado hueca. Más sorprendentes son quienes estando en el Gobierno lo critican como si no fuera con ellos. Como ejemplo las voces que se han pronunciado contra los vientres del alquiler cuando está en su mano anular la instrucción Zerolo que permite la inscripción de los menores nacidos por esta vía delictiva en el extranjero. A pesar de todo debemos disfrutar de este dulce momento que nos durará hasta que metamos la papeleta en la urna. Se agradece que te digan que te quieren aunque sea mentira.