El cine en la SEREl cine en la SER
Ocio y cultura

Brian Cox, el patriarca de 'Succession' se despide de la serie: "Este papel es uno de los mejores de la historia de la televisión"

El actor escocés viene a Madrid a presentar la cuarta temporada de una de las series más exitosas de HBO

El actor británico Brian Cox, durante el photocall con motivo del estreno de la última temporada de la serie HBO Original 'Succession' -EFE / Kiko Huesca / Kiko Huesca (EFE)

El actor británico Brian Cox, durante el photocall con motivo del estreno de la última temporada de la serie HBO Original 'Succession' -EFE / Kiko Huesca

Madrid

Hay pocas ficciones sobre el dinero. La frase es del escritor Hernán Díaz, que acaba de publicar Fortuna, una monumental novela sobre el dinero. Lo cierto es el lujo y la riqueza abunda en la ficción americana, los relatos sobre el fracaso del sueño americano también, como si la literatura y los relatos audiovisuales quisieran desmembrar el mito en el que se sustenta -o se sustentaba- Estados Unidos. Sin embargo, todas esas ficciones hablan de consecuencias, buenas o malas, de tener dinero, hablan de poder, de corrupción, de marginalidad... Pero el dinero no está en el centro. Tampoco lo está en la serie por antonomasia de millonarios, Succession, una de las mejores ficciones televisivas de los últimos años.

Más información

La serie cuenta un momento clave en la vida de toda familia de millonarios: la herencia. El pater familias, Logan Roy, tiene que pensar en un heredero, pero sin querer soltar el poder del todo, ni irse a Abu Dabi todavía. Sus hijos, llamadas ratas en esta cuarta temporada, se pelean entre ellos para quedarse con el trono de hierro, más bien la silla del consejo de administración de esta empresa de medios de comunicación. En medio de todo eso, aparecen arribistas, amantes, mujeres, maridos, competidores, la justicia, el FBI y hasta hermanos con ética. La familia no se elige, pero a los millonarios, les cuesta entenderlo.

"Claro que es un clásico", dice Brian Cox, el protagonista en una entrevista en la SER en la que incide en que la serie bebe de los dramas de Shakespeare. "Cuando tienes una familia, tienes la situación más clásica que hay, y siempre nos encanta, al público le encantan las historias de dinastías. Aman historias como las de Dallas, Dinastía. Y esta serie va muy en esa línea, excepto que es un paso adelante. Es bastante satírica. Tiene esa ventaja. A nuestro público le gusta eso, disfruta con eso".

En esta cuarta temporada, de la que solo hemos podido ver el primer episodio, tenemos a esos hijos unidos contra el padre. Así ha girado todo, como las filias y fobias en el seno de la izquierda española. Los que antes se atacan ahora son aliados. Todos a matar al padre, a Logan Roy. "No hay duda de que es un gran papel, probablemente sea uno de los mejores papeles de la historia de la televisión", remarca el actor "Cuando consigues un papel como ese, tienes que ser respetuoso, agradecido, dar las gracias". Cox ha creado a un hombre despiadado y divertido, con carisma y con profundidad en eso de la maldad para con sus hijos. "Es muy incomprendido. Yo vengo de donde él viene, pero él sufrió una especie de abandono. Es un hombre solitario, incapaz de tener ningún tipo de relación con sus sus esposas y novias ya que se dedica a sus negocios. Pero ama a sus hijos y no entiende ese amor. Lo único que intenta hacer es encontrarlo a su sucesor. Por eso, la unidad de los cuatro funciona".

La unidad de los hijos frente al padre expresada en un montaje en paralelo en dos mansiones. Una lúgubre, oscura y cerrada a cal y canto, donde solo puede entrar los familiares y aquellos dignos de codearse con la familia rica. Allí se celebra el cumpleaños del patriarca y el inminente acuerdo en el que venderá su negocio. El otro lugar es una mansión diáfana, con luz, donde los tres hijos más reactivos -el cuarto sigue con eso de ser presidente del país- están montando un nuevo medio de comunicación con el que hacer frente al padre. Planos cortos, movimientos nerviosos de cámara, el zoom como emblema, montaje rápido y diálogos punzantes y veloces en una contrarreloj por cerrar el acuerdo más ventajoso antes que lo haga el enemigo.

La serie parece superficial, pero no lo es. Detrás de esa puesta, en escena en la que se nota la mano de Adam Mckey, creador de No mires arriba o El vicio del poder, hay todo un tratado de cómo funciona la diferencia de clase, el poder y, volvemos a lo importante, el dinero. Succession es la serie sobre el poder que ha dado el relevo a Juego de Tronos -y a la que cada vez se parece más, aunque no le haga falta desplegar a los dragones, pero también es una serie sobre qué dinero vale y cuál no. Si volvemos a esa mansión oscura donde el personaje de Brian Cox -el actor que mejor dice fuck off en todo Hollywood- encontramos una subtrama que podría dar para varios doctorados en semiótica. El primo Greg, arribista donde los haya. Segundón en esta familia y peón que utiliza Logan para sus movimientos. Llega a la fiesta con su nueva cita, una chica con un gigante bolso de Burberry, marca inglesa que ha vestido desde que tenemos uso de razón a los pijos a un lado y a otro del charco. Se reconoce la marca porque lleva el clásico estampado, una marca de distinción, que diría el sociólogo Bourdieu.

Cómo reconocen los pijos que una pija es falsa

Pues bien, el bolso es un detector de extraños, según se cuenta en el capítulo. Ella no es de ese club y debe abandonar la fiesta de cumpleaños, aunque venga con un miembro de los Roy. ¿Cómo saben los demás pijos que esa pija es falsa? Pues porque el bolso es demasiado grande para el dress code, código de vestimenta requerido para un tipo de evento, y porque el logo es demasiado ostentoso. La performance de clase para parecer pija de la pobre chica ha sido excesiva, no cuela. Una lleva un bolso grande para meter cosas dentro, algo que suele hacer la clase obrera, no los pijos. El logo se lleva en pequeño, como el cocodrilo de Lacoste o el caballo de Polo. Los clientes normales puede detectar la marca de una prenda por esos pequeños detalles, no necesitan explicitar que llevan el logo.

Un mundo de lujo que contrasta con orígenes humildes del actor escocés. "No podría olvidarlo nunca", confiesa. "No éramos clase obrera, éramos clase media, porque mi padre tenía una tienda, y de ahí nos movimos a la pobreza, fue un gran salto. Eso ha sido muy importante para mí. Estamos en un momento donde todo se ha vuelto tan despersonalizado, era lo contrario entonces. Había una serie de apartamentos, de cuatro platas, como ocho apartamentos en cada bloque y había varios bloques con un gran jardín que estaba impecable. El bloque era fantástico y había esa zona de los más pobres, y ahí había un verdadero sentimiento de comunidad. Cuando ibas tú nombre estaba en la puerta, se sabía dónde vivía cada uno. Todos vivíamos ahí, teníamos un nombre, una personalidad. Ahora tú vas allí y el jardín es terrible, está lleno de basura, nadie lo cuida, y cada apartamento tiene un número, ya no un nombre. Ese proceso de despersonalización es mayor que en el mundo pijo. Creo que es terrible. Ya no cuidamos a la gente. Creo que es una gran tragedia", reflexiona.

Succession se ha ido pareciendo demasiado a Juego de Tronos. No hay dragones, pero no hace falta. El poder se toma, no por asalto, sino jugando por la espalda. Engañando al rival y pasando de un bando a otro las veces que sea necesario. La ficción, creada por Jesse Armstrong, pasa del drama shakespeariano a la comedia negra y absurda con mucha facilidad. Ahí está la clave de su éxito. Contar el declive de una familia a una audiencia que peca de buscar relatos aspiracionales, pero contarlo con mimbres de parodia. Los millonarios están ahí, no podemos con ellos. Compran Twitter, dejan caer bancos, destrozan empresas y el mercado, consiguen ganar elecciones, dan golpes de estado, se compran hasta bebés pero seguimos atónitos a sus movimientos. La sorna ayuda a sobrellevar mejor todo eso, ¿pero es la burla un arma para acabar con esos privilegios?

"La Fox es horrible y está mintiendo"

Al actor le preocupan las fake news y cómo han cambiado los medios de comunicación, otro de los temas de la serie. "Claro que me preocupa. La Fox es horrible y está mintiendo, está eligiendo cómo hacerlo", denuncia el actor, votante socialista. "En Estados Unidos, es muy interesante, incluso desde la izquierda, que hay una prensa mucho más liberal, parece que todo es cuestión de opiniones. No se trata el conflicto que hay detrás. En lugar de informar, se vende una opinión. Hay que tener cuidado con eso. No es que esté en contra de que la gente opine, pero a veces eso se aleja de los hechos, de la realidad y se acerca más al sistema de creencias de cada uno", incide Cox que en este primer capítulo de la cuarta temporada está a punto de comprar un imperio mediático nuevo de izquierdas para acabar con él.

Los paralelismos con la realidad son una de las bazas de la serie, pero también el desarrollo de historias y personajes. "La televisión ha avanzado de un modo extraordinario. Lo mejor es cómo ha mostrado el drama. Las películas que me gustan son las que cuentan historias y tienen impacto en la gente. Marvel, DC pueden ser muy entretenimientos, pero hay demasiadas, es demasiado. No saben ya qué hacer, ¿va a volver Gal Gadot a ser Wonder Woman? ¿Volverá Superman? Tratan de reinventa la rueda todo el tiempo. Lo que hace la televisión es dar la oportunidad al escritor de contar una historia sobre un periodo más largo de tiempo. Eso es maravilloso desde el punto de vista del guion, pero también de la interpretación. Eso le pasa a Succession. Cuatro temporadas y muchos episodios diferentes. Eso es un regalo. Te da energía para coger el material y lanzarte. Esa es una de las cosas buenas de este momento. A la gente le gusta el streaming y darse atracones de series y me parece estupendo. Hay que pensar en los libros de Dickens que también tenían ese carácter episódico y enganchaban al lector. Eso es lo que hace la televisión".

Entre esas historias está la reflexión sobre la muerte, sobre lo que dejaremos, en una escena en la que invita a cenar a su guardaespaldas y le considera su único y mejor amigo. También los lazos familiares o el debate si usar o no 100 millones de dólares para una campaña electoral que ya sabes que está perdida. Humor, tragedia y retrato social satírico en una serie que ya ha hecho historia.

 
  • Cadena SER

  •  
Programación
Cadena SER

Hoy por Hoy

Àngels Barceló

Comparte

Compartir desde el minuto: 00:00