Una Iglesia más normal
Queda mucho camino para la plena civilidad de la Iglesia (algo que va aparte de la legítima libertad y actividad religiosa). Pero en un día de júbilo, aunque sea limitado, no es imprescindible hacer de aguafiestas
Barcelona
La Iglesia católica es desde hoy una institución un poco más normal. Pagará en España algunos impuestos, a todos los niveles de su gobernanza: en concreto, dos. Pero no muchos otros de los que pagan otras personas y entidades, como el IBI, Sucesiones o Transmisiones Patrimoniales: ahí seguirá equiparada con las organizaciones sin ánimo de lucro.
¿Por qué es ya una situación más normal? Porque tendrá una experiencia común a los demás mortales, y pagar impuestos enseña muchas cosas en la práctica: por ejemplo, el coste y el beneficio de la solidaridad -que en algunos asuntos practica bastante-, la imperiosidad de los plazos, la obligatoriedad de cuadrar cuentas esas cosas tan administrativas, aunque tan humanas.
Pero sobre todo supone un ejercicio de reconocimiento de la primacía del poder civil democrático sobre todas las personas y organizaciones. Es reconocer la legitimidad del cobro de impuestos. Muchos recordarán hoy que la democracia nació en Norteamérica al grito de 'No taxation without representation', o sea, ni un solo impuesto sin tener derecho a elegir representantes políticos.
Queda mucho camino para la plena civilidad de la Iglesia (algo que va aparte de la legítima libertad y actividad religiosa). Pero en un día de júbilo, aunque sea limitado, no es imprescindible hacer de aguafiestas.
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Xavier Vidal-Folch
Periodista de 'EL PAÍS' donde firma columnas y colaborador habitual de la Cadena SER, donde publica...