Hora 25Las entrevistas de Aimar
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El Kanka: "Canto más gratis que cobrando. En cuanto vienen tres invitados a casa, saco la guitarra"

"Aunque escucharas mi discografía entera, no conocerías de mí más que la punta del iceberg"

Madrid

El Kanka no es ni príncipe, ni 'youtuber'. Es cantautor. El malagueño está de gira con su nuevo disco 'Cosas de los vivientes', que le llevará por más de 30 ciudades de España y Colombia. Kanka cuenta una anécdota al principio de la entrevista con Aimar Bretos, en Hora 25, cuando en 2008 le sacaron el siguiente titular: "El Kanka, el mejor cantautor de España, vive en un minipiso". "Yo no tenía en esa época ni Facebook, ni discos. Fernando Neira me llama y me dice que quiere hacer un artículo. Yo recién llegado a Madrid con 23 años. Imagínate. Querían venir a mi casa y yo le dije que vivía en un 'boquete'. Él me contestó que no me llamaba de 'Casa y jardín', con la retranca gallega que tiene", explica. "El fotógrafo le dijo que mi casa no tenía ángulo. Creo que desaproveché un poco aquella oportunidad, la de ese artículo, porque yo quería vivir en un piso más grande de 30 metros cuadrados y que no tuviera la nevera en el salón", dice entre risas.

El Kanka

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Pregunta: Y pasas de vender 15 entradas de Madrid a llenar el WiZink. Ahora este sábado que viene.

Respuesta: Todo apunta que se va a ver bonito, que va a haber gente, va a haber mucha gente.

P: ¿Cuál fue el momento en el que dijiste vale, esto ya son palabras mayores de todo el proceso? En estos 15 años que han pasado desde aquel artículo de Neira hasta hoy, ¿cuál fue el momento que dijiste guau?

R: Ha habido muchos momentos, afortunadamente, porque mi carrera ha sido una cosa bastante de a poco. He pasado por todas las salas de todos los tamaños, hablando de Madrid concretamente. Y si hablamos de otro sitio, pues igual. Recuerdo que el foro que me pareció para el momento en el que yo estaba una barbaridad la Joy Eslava, pero era por el momento, porque yo venía de hacer Clamores, que son 300 personas y Joy Eslava 900, que es muy feo. Pero joé, ¡que impone, tío!

P: ¿Cuál ha sido tu mayor pinchazo?

R: El mayor diría que fue una vez en Algeciras, que ahí pasó algo raro. Llovía a cántaros. Creo que había habido un fallo ahí en la comunicación, yo no salía en los carteles mensuales del lugar ni nada, y era un sitio donde cabían como 300 personas. Vinieron dos colegas míos de Málaga, pero colegas míos de EGB. Una pareja de amigos que vivían en Estepona, pero que los conocía de toda la vida, y vinieron ellos dos solos. Y obviamente cancelé. Porque además dormíamos en su casa. Y encima me enfadé porque no estaba anunciado.

P: ¿Desde entonces tienes sudores fríos con Algeciras?

R: Eso era relativamente normal. En Estepona he cantado para 5 personas, en Madrid para 10-15 personas. Eso era el pan mío de cada día. A día de hoy es raro que me pase una palmada de estas.

P: ¿Echas de menos algo de aquella época?

R: Sí, siempre se echan de menos. Son cosas que seguramente ya no volverán. Ni quiero que vuelvan. Había una frescura, una ilusión, una incertidumbre, que tiene algo de bonito también en aquellos momentos. Estaba todo por hacer. Recuerdo eso con mucha ilusión de ver qué es lo que íbamos a conquistar porque todo era conquistable. Ahora mismo, siendo como es mi proyecto, que al final es alternativo y artesano. Me imagino que me quedarán todavía muchas cosas por hacer, muchas canciones por hacer y todo lo que tú quieras, ¿no? Pero en aquella época estábamos hablando de ¿conseguiré vivir de esto o no sabes? O sea, ¿me podré ir de la casa con cucarachas o no? ¿Podré tener una casa con ángulo?

P: En 2019 hiciste una cosa acojonante, 16 días en un mes en 16 ciudades de Latinoamérica.

R: Yo lo recuerdo como algo feo y mira que fue un éxito en cuanto a conciertos. Hicimos aforos bastante grandes en por lo menos cinco ciudades. Fuimos con toda la banda, incluso con todo el equipo, con el staff y todo. Fuimos 12 personas desde España a hacer teatros en Colombia, en México, en Argentina. Y los conciertos pequeñitos, a los que fui yo solo con la guitarra, que fueron también muchos, hubo peña cantando. El público latinoamericano, que además es increíble, que vienen, que cantan todo y lloran, son superapasionados. Realmente fue demasiado. Yo lo recuerdo como una pesadilla, te lo juro, porque si 16 conciertos en España, que también los he hecho, son ya pesados, si a eso le añades que tienes que coger un avión cada dos días, que yo encima me llevo regular con los aviones, las distancias son mucho más grandes. Estás en una sensación, aunque sea simbólicamente, de desarraigo. No ayudó que me pillé un parásito estomacal que me dejó cruzado y me hice conciertos que yo pensaba -y es una sensación muy fea- que en mitad del concierto o me cagaba en directo o me iba a desmayar, porque no comía para no irme por la pata abajo. Encima los conciertos son una descarga energética muy fuerte. En Tunja había 700 personas, fue muy bonito, pero le decía al público que si me desmayaba me sacaran la lengua, porque estaba chungo (risas)

P: En 2022 hiciste una cosa que fue claramente ir a contracorriente, porque cuando todos los artistas estaban de gira un par de meses después de la pandemia, porque habían sido unos años muy duros, tú vas y decides parar, desaparecer del mapa.

R: La realidad es que nosotros tendríamos que haber parado antes y menos. Pasó lo de la pandemia. Nos dio también miedo a que no se pudiera trabajar y entonces hicimos una gira de muchísimos conciertos en tres meses, como casi 40 conciertos en tres meses que los di yo solo con la guitarra y luego se empezó a poder hacer conciertos más grandes. Contando con el aforo un poquito más grande. Entonces decidimos, un poco más pensando en el equipo que en el proyecto en sí, hacer unos pocos conciertos más, tirar hasta diciembre de 2021 y a partir de ahí ya sí hacer una desaparición radical. No sabíamos que el 2022 iba a ser un año tan bestia de conciertos, porque escuchaba de muchos compañeros y de promotores que estaban faltando hierros en los festivales, que realmente ha habido problemas logísticos y de producción por la cantidad de bandas que estaban fuera.

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P: Y este año ha sido una desaparición, pero has vuelto con disco. Ha sido desaparición para crear.

R: Exacto. Ha sido una desaparición en el sentido de que no he estado en la vida pública. No he estado comunicándome por redes, ni he hecho entrevistas, ni colaboraciones, ni lanzamientos, ni nada, ni mucho menos conciertos. Estaba grabando el disco aunque eso me ocupó un par de meses. En realidad ha sido una mezcla entre que necesitaba descansar de verdad. Después de diez años a un nivel realmente peligroso para mi salud mental y física. Ha sido una mezcla entre querer descansar y darle un respiro a todo. Durante la pandemia estuve ultrapresente, no por nada, sino porque yo estaba en mi casa y se me ocurrió hacer una canción al día y la subo a YouTube. Eso fue bonito, pero fueron 50 días de canciones y también sentíamos que como que había un poco de sobreexposición y que también era guay dejarse echar de menos un poquito.

P: Cuando me has dicho que durante el 2022 estuviste pensando cómo querías que fuera la vuelta. ¿Qué has pensado sobre cómo quieres que sea El Kanka de aquí en adelante?

R: Decir que estaba yo pensando es claramente un eufemismo (risas) No, pero a nivel estrategias montamos un pifostio guapo en Callao, lanzamos una canción. He estado componiendo bastante, pero son canciones que ya entrarán en el siguiente disco dentro de dos años o cuando sea. Yo hace mucho tiempo que le doy muchas vueltas a esta profesión. Es una profesión muy rara. Es muy bonita, pero también tiene todo esto, ¿no? Por ejemplo, lo de Latinoamérica, esto de estar 16 días, o sea un mes entero. Eso yo por ejemplo, no lo volvería a repetir, la verdad. No diría que ha sido una reflexión de mi último año. Eso es algo que lo llevo pensando desde el año 2017. Vengo pensando cómo relacionarme con esta profesión de tal forma que me siga enamorando. Porque yo sí que me he visto en muchos momentos antes de subir al escenario sin ganas ninguna, por más que luego una vez que me subo y tengo el público delante, que la verdad es que es un público muy cariñoso, al menos el mío, que es el que conozco bien. Y siendo que además a mí me encanta cantar. Es más, yo vengo de hacerme estos 16 bolos en Latinoamérica, llego a mi casa, y vienen tres invitados y saco la guitarra. No tengo problema, me encanta. Lo hago gratis muchísimas veces, lo hago más gratis que cobrando. Yo siempre estoy con la guitarra. Me parece importante mantener eso en esta profesión porque soy muy consciente de que es un trabajo y los trabajos se hacen por dinero y eso no hay que olvidarlo. No voy a hacer un concierto solamente cuando a mí me apetece. A veces tengo que ir a trabajar a un concierto con unas entradas vendidas, con una gente que me está esperando y con un equipo que vive de estos conciertos. Yo tengo que ir a ese concierto y cantar y es mi trabajo, pero mola que en esta profesión en concreto se mantenga un poco de ese deseo, de ese deseo puesto ahí, de ese cuerpo puesto ahí. Y me parece que es interesante reflexionar sobre ello. En ese sentido no es lo mismo que ser sexador de pollos, ¿no? Que entiendo que es algo menos vocacional, ¿no? Pero en las profesiones vocacionales no puedo salir a media asta, tengo que salir siempre al 100%. Es guay que haya un equilibrio total en el que sea trabajo, pero también haya amor detrás.

P: ¿Cuál de tus canciones suena más a ti?

R: Eso es como hacerme elegir entre mi hijos. Tengo una en el nuevo disco que se llama 'Autorretrato' que es una canción en la que me describo claramente; y creo que casi si solo escucharas esa canción mía te podrías más o menos hacer una idea de por dónde van los tiros. Quiero pensar que soy una persona más compleja que una canción. Incluso aunque escucharas mi discografía entera, no conocerías más que la punta del iceberg. Por supuesto, como cualquier persona, pues encierro muchas contradicciones y muchas personas distintas también. Y aunque creo que soy bastante sincero y bastante honesto en las canciones y se me puede conocer a través de ahí, me parece que hay muchas más cosas detrás.

P: 'Zamba para mi padre' es una canción que habla de cómo sentir siempre cerca una ausencia que no va a volver.

R: Es una canción que cuando la escucho me pongo tontorrón. Lo del COVID se me quedó chico al lado de lo que me pasó con mi padre. Por desgracia, en mitad de la película aquella que yo vivía... vivía aquí solo en Madrid y estaba luchando con los miedos cotidianos de ese virus que parecía que ibas a salir a la calle e ibas a morir. De repente me llegó la noticia que mi padre estaba en el hospital, que no tiene nada que ver con el COVID. María me llevó a Málaga, en situación casi ilegal. No tengo madre desde los 19 años y la pérdida de mi padre ha sido una cosa dura de verdad. Le dejé esta cancioncita que compuse y grabé en el confinamiento con un micro de 200 pavos que me llevé en la maleta, por si había que hacer cosas desde la casa de mi hermana. Le hice llegar esta canción, que se la ponían en la radio. El cabrón no quería que le instalaran Spotify, me decía que se las llevara descargadas en MP3. Las ponía allí con las enfermeras, con los médicos, con todo el mundo.

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Víctor M. Olazábal

Víctor M. Olazábal

Subdirector de Hora 25. Antes fue corresponsal en India para diversos medios españoles. Especializado...

 
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