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Opinión

Los cuentos infantiles

"Roald Dahl no fue un autor medieval, ni del siglo XIX. Murió en 1990. Ahora, sus obras serán editadas en inglés en dos versiones, la original y la nueva. En la original hay personajes gordos. En la nueva no los hay, porque podrían ofenderse los lectores gorditos. Este es el nivel".

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Barcelona

Lo de reescribir los cuentos infantiles, dulcificándolos, se ha hecho toda la vida. Esto que digo viene a cuento, disculpen la redundancia, por las modificaciones realizadas en obras como “Charlie y la fábrica de chocolate” por los herederos y los editores de Roald Dahl, un escritor celebérrimo en los países de habla inglesa.

El ejemplo más evidente, y bastante citado, es el de los hermanos Grimm, que en el siglo XIX recopilaron un montón de cuentos tradicionales alemanes. Casi cualquier cuento que se le ocurra a uno, desde “Cenicienta” o “Blancanieves” hasta “El gato con botas” o “Caperucita roja”, procede de los hermanos Grimm.

El caso es que los Grimm no eran cuentistas, sino filólogos, y lo que recopilaron procedía en bastantes casos de la Edad Media, una época en que había pocos miramientos. Cuando comprobaron que sus recopilaciones eran leídas por muchos niños, ellos mismos suavizaron las obras.

En los textos originales, las hermanas de Cenicienta se cortaban los dedos y los talones de los pies para que cupieran en el zapato y lo dejaban todo perdido de sangre. En “Hansel y Gretel” era la madre, no la madrastra, quien abandonaba a los dos niños. Blancanieves terminaba con la reina mala torturada hasta la muerte. Por no hablar de “El almendro”, una obra poco conocida porque se eliminó pronto del “corpus” literario de los Grimm, en el que un niño era decapitado, descuartizado y cocinado por su madrastra, que luego daba de comer la carne al padre de la criatura. Bestia, ¿no?

Roald Dahl no fue un autor medieval, ni del siglo XIX. Murió en 1990. Ahora, sus obras serán editadas en inglés en dos versiones, la original y la nueva. En la original hay personajes gordos. En la nueva no los hay, porque podrían ofenderse los lectores gorditos. Este es el nivel.

Si seguimos con estas bobadas, no debería extrañarnos que los niños lean cada vez menos. Ya entre nosotros, “El almendro”, ese cuento tan bestia, es muy bueno. Y tiene inesperadamente un final feliz.

 
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