Ayuso y la sanidad pública, ¿un acto de soberbia política o un problema de agenda?
La presidenta vive presa de un calendario repleto de citas trascendentales que, como es natural, no le permiten atender a un conflicto menor como es el de la sanidad madrileña
Ayuso y la sanidad pública, ¿un acto de soberbia política o un problema de agenda?
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Madrid
El que se vayan a cumplir tres meses de conflicto sin que Isabel Díaz Ayuso se haya dignado recibir a los médicos madrileños, ¿es un acto de soberbia política o un problema de agenda? Se trata, claramente, de lo segundo. Ayuso vive presa de un calendario repleto de citas trascendentales que, como es natural, no le permiten atender a un conflicto menor como es el de la sanidad madrileña.
Les doy algunos ejemplos sacados de la agenda que publica la web de la Comunidad de Madrid: la presidenta arrancó diciembre recibiendo al Club Deportivo Futsi Atlético Navalcarnero, campeón de la liga de fútbol sala femenino. No hace falta ser un experto en geoestrategia para entender que se le concediera prioridad a este evento: una de las características fundamentales de los estados fallidos es que en ninguno funciona la liga de fútbol sala.
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Días más tarde, la presidenta recibió la medalla de la Real e Ilustre Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Madrid. Si existiera una Real e Ilustre Hermandad de Médicos de Atención Primaria, casi con total seguridad sus representantes hubieran sido recibidos por la presidenta, pero los facultativos han cometido el error de llamar a su sindicato Amyts (Asociación de Médicos y Titulados Superiores). Un nombre con ese nombre el que no te hace caso ni Siri.
El 22 de diciembre fue un día complicado. La presidenta no solo tuvo que visitar el tren de la Navidad de Metro de Madrid sino que, además, recibió el premio Pupitre de Oro 2022 que otorga la Confederación Española de Asociaciones de Antiguos Alumnos de la Enseñanza Católica. ¿Qué les hubiera costado a los médicos premiar a Ayuso con el Volvemos a las comparaciones: ¿han premiado los médicos a Ayuso con el Quirófano de Platino? No. ¿Cómo quieren, entonces, que les reciba?
Enero fue también un mes difícil. Entre otros compromisos, la presidenta acudió a San Sebastián de los Reyes a soltar dos ejemplares de águila imperial. La presencia de Ayuso era absolutamente imprescindible porque, como sabe cualquiera que conozca el mundo de las águilas imperiales, no se las llama así por casualidad sino porque son tan altivas que se niegan a volar si son soltadas por funcionarios con rango inferior a secretario de estado.
El día 18, Ayuso recibió el cinturón negro de la confederación madrileña de judo y deportes asociados. Acto insoslayable. El judo es una de las disciplinas más valoradas en la alta política. Si Winston Churchill hubiera sido cinturón negro de judo, Hitler jamás se hubiera atrevido a invadir Polonia.
Y para no cansarles con esta extensa lista que demuestra que es la agenda la culpable de lo que algunos denominan "desprecio de la presidenta a los médicos de Madrid", el 25 de enero, en la tal vez más relevante gestión de su mandato, Ayuso asistió a la clausura de la IV Ruta del Garbanzo, celebrada en cincuenta y tres restaurantes de la región. El garbanzo ha sido siempre una prioridad para el gobierno de Ayuso. La presidenta sueña con convertir la región en una especie de Sylicon Valley de las legumbres. ¿O es que a los médicos, que tanto alaban la dieta mediterránea, les parece mal que Ayuso apoye al garbanzo? ¿Qué pretenden? ¿Que lo deje tirado, huérfano, sin futuro, como hizo con el español Toni Cantó?
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