Erre que erre
La culpa en este caso no es sobre todo de la oposición, que sabe oler la sangre, sino de quien le da bazas: Irene Montero
Barcelona
El daño que ha provocado la ministra de Igualdad al Gobierno de coalición progresista es enorme, es dramático, es el peor posible. La ley de garantía integral de libertad sexual tenía y tiene un magnífico objetivo, impedir una relación sexual sin el consentimiento previo y explícito de la mujer. Pero exhibía una pata coja (la falta de una disposición adicional) que ha permitido la reducción de penas a decenas de violadores. Y así ha ensuciado la imagen del Gobierno, como baluarte de los derechos de las mujeres: sus rivales pueden atacarlo, aunque sea torticeramente, como protector de los violadores. La culpa en este caso no es sobre todo de la oposición, que sabe oler la sangre, sino de quien le da bazas: Irene Montero.
La ministra de Igualdad lleva meses arrastrando los pies. Tras un excesivo plazo de paciencia, el presidente ha dicho basta. Reformará la ley. Montero insinúa que obedecerá. Pero sigue dando excusas de mal pagador. Sostiene que el problema de la ley es su “incorrecta aplicación”, por los jueces, claro… ¡viga en el ojo ajeno! Cuando el drama es su incorrecta redacción, porque es incompleta y deja agujeros. Erre que erre, Montero sigue trabajando en favor de Vox.
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Xavier Vidal-Folch
Periodista de 'EL PAÍS' donde firma columnas y colaborador habitual de la Cadena SER, donde publica...