Este viernes había convocada un marcha nacional, una manifestación contra el gobierno que estaba prevista para Lima y que se ha extendido a varios puntos del país con enfrentamientos con la policía. Miles de peruanos venidos de diversos puntos se congregaron este jueves en la capital en la denominada «toma de Lima», para exigir la renuncia de la presidenta Dina Boluarte, el cierre del Congreso y expresar su hartazgo por el olvido del Estado que consideran que padecen. «Nosotros reclamamos que se vaya este Gobierno (de) facto. Usurpadora (referido a Boluarte), no queremos que sigan muriendo más de nuestros compatriotas. No estamos en una guerra civil y aún así está asesinando a nuestros hermanos. No queremos una guerra civil», dijo Víctor Pérez. Pérez, que recorría la céntrica Avenida Abancay, afirmó que el actual ejecutivo no ha sido elegido por el pueblo, por lo que no es legítimo y quien sí lo es, es Pedro Castillo, el expresidente actualmente detenido y destituido tras su fallido autogolpe. La marcha, convocada por sindicatos y diversas agrupaciones, comenzó antes de las 16:00 hora local (21:00 hora GMT) de forma pacífica, pero pronto se produjeron enfrentamientos entre manifestantes y policías, quienes formaron grandes barreras para impedir el paso a avenidas con instituciones públicas. «Estamos protestando de manera pacífica y nos parece indignante que no nos dejen pasar a (el acomodado barrio de) Miraflores. Es el colmo que los señores de Miraflores no nos dejen protestar en contra de esta dictadura porque simplemente se dan cuenta que les favorece. Favorece a todos los grupos de poder del país. En Perú estamos viviendo una dictadura», clamó a EFE una manifestante con una bandera nacional en las manos. Miles de personas marcharon con una fuerte presencia policial por el centro de Lima con el objetivo de llegar al citado barrio de Miraflores en las próximas horas. Los manifestantes, muchos de ellos ataviados con banderas de Perú y la wiphala, usada con frecuencia por algunas comunidades indígenas, exigen la renuncia inmediata de la presidenta, Dina Boluarte, el cierre del Congreso, nuevas elecciones para 2023 y la convocatoria a una asamblea constituyente. «Dina asesina, renuncia genocida», «Ni un muerto más, Dina renuncia» y fotos y nombres de personas fallecidas en las últimas semanas acompañaron las protestas. Además, la marcha contó con banderas y carteles de los distintos departamentos y localidades desde las que han viajado protestantes, así como proclamas en quechua. Al poco tiempo de comenzar, se registraron incidentes ocurridos en varias calles del centro, entre ellas, el jirón Azángaro, en las inmediaciones de la sede de la Cancillería y de la Defensoría del Pueblo, y en la avenida Abancay, que conduce hasta el Congreso. En estos y otros puntos, la PNP dispersó con bombas lacrimógenas a los manifestantes, mientras ellos lanzaban piedras, palos y otros objetos contra los agentes. Las protestas antigubernamentales han causado la muerte de 54 personas desde que empezaron a principios de diciembre, tras el fallido golpe de estado de Castillo. Un incendio de grandes dimensiones arrasó este jueves una casona del centro histórico de Lima apenas a unos metros de la icónica Plaza San Martín, epicentro de la gran manifestación antigubernamental en la capital peruana. Durante horas, los manifestantes se enfrentaron a la Policía desplegada en la zona y la hicieron retroceder hasta retirarse de la Plaza San Martín, cuando las llamas comenzaron a arrasar el edificio, todavía no identificado, en un sector con muchas casonas históricas construidas en parte con madera. Ante los rumores en redes sobre la causa del incendio, el ministro del Interior de Perú, Vicente Romero, aseguró que es «totalmente falso» que una bomba lacrimógena de la Policía Nacional de Perú (PNP) haya provocado el incendio. «Es totalmente falso. Yo puedo colocar este artefacto lacrimógeno en mi bolsillo y eso no causa quemadura, simplemente el gas es lo que provoca», dijo Romero este jueves en un mensaje conjunto del Gobierno. Mientras se incrementaban los enfrentamientos en la cercana avenida La Colmena, se vio que las llamas comenzaron a aparecer en el tejado de la casona de un gran edificio ubicado a pocos metros de la plaza, lo que motivó el despliegue de la Policía y miembros de sanidad para atender la emergencia. Rápidamente llegaron unidades de los cuarteles de bomberos voluntarios ubicados a pocos metros del lugar, entre ellas una gran escala telescópica, que comenzó a combatir el fuego prendido en el centro histórico de la capital, considerado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco. En cuanto a la extinción de las llamas, el ministro de Defensa, Jorge Chávez, señaló en el mensaje a la nación que en una hora el fuego estará controlado y que en las próximas «tres o cuatro horas» estará extinguido. El comandante general de los bomberos, Luis Ponce La Jara, declaró a la cadena América Televisión que «originalmente es un edifico vacío», pero dijo que se procedió a «evacuar a los vecinos para evitar que vaya a producirse una mayor desgracia». «Es un edificio histórico y el material de construcción es de quincha (un antiguo entramado de caña o bambú recubierto con barro), son rápidamente inflamables», señaló. Ponce La Jara urgió a los manifestantes que protestan en el centro histórico que liberen la zona y den paso a sus unidades para sofocar el incendio de grandes dimensiones. «Pedimos al público que nos apoye, (que) dejen pasar nuestras unidades de apoyo» de otras compañías de Lima, invocó. El jefe de los bomberos añadió que están «en pleno trabajo» y aún no han verificado «si hay personas que hayan sufrido un percance», aunque medios locales mostraron imágenes de vecinos saliendo apresurados de los edificios vecinos con objetos personales.