Desvaríos febriles
Mientras en el telediario informaban sobre el asalto al parlamento de Brasil y su semejanza con lo ocurrido en EEUU, yo, tumbado en el sofá con el termómetro marcando treinta y nueve y medio, me entregaba a la pesadilla de que en España ocurría algo parecido
Madrid
Lo único bueno que tiene la gripe es que te cambia la voz y por unos días hablas como el cantante de Boney M. Lo malo es todo lo demás. Lo peor, que cuando te sube la fiebre la realidad se desdibuja y el delirio ocupa su espacio. Ayer, mientras en el telediario informaban de las novedades sobre el asalto al parlamento de Brasil y su semejanza con lo ocurrido en Estados Unidos, yo, tumbado en el sofá con el termómetro marcando treinta y nueve y medio, me entregaba a la pesadilla de que en España ocurría algo parecido.
En mi desvarío febril, el país no era el de ahora. Aún no se habían inventado las fake news y si en una cafetería pedías un té, te lo ponían sin tener que elegir entre cinco tipos distintos. Todo empezaba cuando, tras unas elecciones precedidas de un monstruoso acto terrorista, algunos medios relevantes acusaban al gobierno recién salido de las urnas de estar al frente de una conspiración que intentaba ocultar la verdadera autoría del atentado para así beneficiarse y conquistar el poder. La disparatada teoría convertía en aliados a policías, jueces y terroristas y, en mi ensoñación, el partido que había perdido, pudiendo frenar en seco esa absurda y perversa maquinación, la toleraba e incluso llegaba a alentarla con un señor muy serio, y un poco ridículo en su empeño en parecer grave, que decía no sé qué de "montañas lejanas" y "desiertos remotos". Se ve que aquí tuve un pico de fiebre porque ese señor —cosas de la imaginación enferma— tenía bigote y al mismo tiempo no lo tenía.
A diferencia de Brasilia o Washington, en mi alucinación griposa, Madrid no vivía disturbio alguno porque en aquel tiempo las redes —que tan prácticas se han mostrado en organizar la subversión desnortada— aún no habían eclosionado y si querías reunir a quince mil tíos para asaltar algo, te tenías que gastar una pasta en SMS.
Afortunadamente, el paracetamol hizo su efecto y antes de que acabara el informativo ya estaba yo en treinta y ocho y medio, asombrado de mis dislates catarrales y centrado en lo verdaderamente importante: ¿Es una locura pensar que Piqué y Shakira son los nuevos Juanito Valderrama y Dolores Abril?
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Miguel Sánchez Romero
Guionista y realizador televisivo español, Miguel Sánchez Romero es conocido por su labor en programas...