La borrachera democrática
Cuando el reino del derecho vacila y se hace portavoz de intereses políticos, explica Minc, la sociedad tiembla y huele a confrontación social de una forma casi irresistible
Madrid
La borrachera democrática. Hace unas décadas, el intelectual francés Alain Minc analizó cómo los poderes fácticos tradicionales que en España eran la Iglesia católica, la banca y el ejército, estaban siendo sustituidos poco a poco por una nueva trinidad. Los jueces, los medios de comunicación y los sondeos de opinión. No es que los primeros hubieran desaparecido de la faz de la tierra, sino que los nuevos poderes se manifestaban más activos en la vida cotidiana. En los últimos años, en muchos momentos de la realidad, una parte de la Justicia y de los medios de comunicación entran en resonancia, se alimentan mutuamente, se hacen cómplices, consiguen inhibir a la política democrática y se conforman como una parte del poder político.
A ello lo denomina Minc la borrachera democrática. Cuando el reino del derecho vacila y se hace portavoz de intereses políticos, explica, la sociedad tiembla y huele a confrontación social de una forma casi irresistible. La semana pasada, Lula da Silva, que fue objetivo de esa complicidad espuria entre Justicia y medios de comunicación en Brasil, fue certificado como ganador de las pasadas elecciones presidenciales. En su discurso, que fue el de un resistente, afirmó "la democracia está siendo desafiada en todo el mundo y vive su momento más delicado desde la Segunda Guerra Mundial"
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Joaquín Estefanía
Es periodista, exdirector del periódico 'EL PAÍS' donde sigue firmando columnas. También colabora en...