Dos imágenes que no podemos soportar

Hay dos imágenes de estas últimas horas que no creo que haya ningún ser humano que pueda soportar. Una es la de tres muchachos sentados sobre la pala del timón de un enorme buque petrolero, que había partido de Nigeria y que atracó en Gran Canarias. Más de 11 días de navegación, ocultos en un minúsculo espacio, sin agua, sin comida, soportando la travesía hacia alguna parte que los alejara del país del que huían.

La siguiente imagen no es una, son muchas, las que recoge la exhaustiva investigación que hoy lleva en portada el diario El País sobre la tragedia de la valla de Melilla del pasado mes de junio. Material inédito de lo que sucedió junto a aquella valla y testimonios que relatan la agonía de los que murieron en el intento de entrar a España. Imágenes durísimas de cuerpos apilados sin asistencia y que demuestran que la tragedia sucedió, también, en suelo español.

No puede haber nadie, con un mínimo de empatía, que no se sobrecoja ante estas imágenes. Y por eso, cuando el debate político gira en torno a la inmigración, sería fundamental que antes de hablar uno se detuviera a ver los rostros de esa gente que se ha jugado la vida, en el caso de los que se encaramaron al barco, o directamente la perdieron en el caso de los que saltaron la valla. Cuando la ultraderecha señala a los inmigrantes, cuando les acusa de delitos que no cometen, está acusando también a esos tres jóvenes que con la mirada perdida esperan a ser rescatados en el timón de un enorme buque. Se subieron allí porque, seguramente, pensaron que la travesía que les esperaba no sería peor que lo que dejaban atrás.

Cuando se debata, hoy mismo comparece en el Congreso el ministro Marlaska, la responsabilidad del Gobierno en lo que sucedió en la valla, no levantemos la mirada de los cuerpos hacinados y privados de la más mínima asistencia durante su agonía, porque fuera de quien fuera el territorio en el que sucedió la tragedia, y la investigación demuestra que alguno de los inmigrantes murió en suelo español, el hecho es que murieron de manera terrible y quizás alguna de esas vidas se podría haber salvado.

Y estas son solo las imágenes que vemos del drama de la inmigración, pero son muchas más las que no vemos, porque las muertes se producen lejos de nuestros ojos, en el mar o atravesando un desierto. Porque ellos lo van a seguir intentando, no les queda más remedio.

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