Mucho macho
Les propongo una regla muy fácil para distinguir bien esa furia de mucho macho y de mucho más macho, incluso en sus grados menos brutales: toda idea crítica a las mujeres que sería impensable aplicarla a los hombres es machismo inaceptable
Barcelona
Hoy deberíamos hablar de que es bueno tener un presupuesto para el año difícil de 2023, y va el tercero de este Gobierno. Hoy deberíamos comentar que es europeísta suprimir la antigualla del delito de sedición, y que es mejorable la forma en que se hace. Hoy sería oportuno detenerse en la conveniencia de los impuestos a la banca y las compañías energéticas: y en que podrían afinarse mejor.
Pero todo eso son cosas serias, que afectan a nuestro bolsillo y a la calidad de nuestra democracia. Y alguien ha decidido que conviene hacer ruido para taparlas, esconderlas y minimizarlas. Ese alguien tiene nombres y apellidos: la furia machista de una diputada de Vox, que imputa a la ministra Irene Montero tener un “único mérito”, su relación con Pablo Iglesias. La furia machista de una concejala de Ciudadanos, que la acusa de estar “donde está porque la ha fecundado un macho alfa”. La furia machista de la Xunta de Galicia, bajo mando del PP, que emite anuncios culpabilizando a las mujeres de llevar mallas para hacer deporte o salir de noche solas: les atribuye que así provocan para que las violen.
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Les propongo una regla muy fácil para distinguir bien esa furia de mucho macho y de mucho más macho, incluso en sus grados menos brutales: toda idea crítica a las mujeres que sería impensable aplicarla a los hombres es machismo inaceptable. Y una regla especial para quienes dicen comprender a Vox: ¿aceptarían que alguien dedicase los mismos insultos propinados a Irene Montero por su relación de pareja, a Rocío Monasterio, por su vínculo sentimental? Háganse preguntas, por favor. Aunque solo sean las más elementales.
Xavier Vidal-Folch
Periodista de 'EL PAÍS' donde firma columnas y colaborador habitual de la Cadena SER, donde publica...